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Alborotar el elefante

Crescencio Buitrago Velandia
22 de mayo de 2000

Alborotar el elefante

Acogiéndome a su invitación de comentar temas de su revista y en mi calidad de antiguo suscriptor y asiduo lector, comento lo siguiente:

He tenido claro que SEMANA pretende dar carátula a personajes de la vida nacional que se hayan destacado por los servicios prestados y por ello veo con desencanto que últimamente se ha venido dando despliegue a un personaje nefasto para Colombia como ha sido Ernesto Samper y su gobierno.

El señor Samper debería, por su propio bien, quedarse tranquilo y no venir a alborotar al elefante que engendró, no sea que por pretender demostrar su indemostrable inocencia que ni él mismo se cree, termine extraditado. Todos sabemos con qué dineros llegó a la Presidencia y con cuántas artimañas políticas y corruptas se mantuvo en el poder sin importarle tener que empeñar y feriar los recursos de los contribuyentes para distribuirlos entre esa pléyade de políticos corruptos que lo apoyaron, sostuvieron y absolvieron. Nunca nadie antes había polarizado tanto el país como lo hizo este personaje.

Que no se le olvide al señor Samper que su gobierno ha sido calificado como el más nefasto y catastrófico de todos los tiempos en Colombia como magistralmente lo describe Antonio Caballero en su columna titulada ‘Herencias’ de julio 6 de 1998, donde agrega otros apelativos oportunos.

Ahora pretende reencaucharse política y socialmente al presentar su libro panfletario, donde, con su inconfundible estilo de cinismo y desfachatez, pretende enlodar a quienes en su oportunidad tuvieron la dignidad de separarse de un gobierno cuestionado desde su origen y durante su desarrollo.

Por todo lo malo que ha significado para Colombia y para borrar ese vergonzoso y amargo capítulo de nuestra historia, con todo respeto pero con mi derecho como lector, aspiro a que en el futuro nos ahorremos de su presencia.

Crescencio Buitrago Velandia

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