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Se suponía que lo tenían todo. Pero en realidad nunca tuvieron nada. Gustavo Adolfo Becerra, Bogotá.

29 de agosto de 2015

Una reflexión valiosa

Me conmovió inmensamente la lectura de su artículo ‘Los pecados de mi padre’, de la edición n.° 1738.  Si bien es cierto que los colombianos estamos muy saturados del tema del narcotráfico, por todos los daños que ha causado a nuestro país, la dimensión humana de ese drama no deja de ser impresionante y hasta fascinante. Pensar que todo ese dinero solo representó para sus beneficiarios dolor y frustración, hace reflexionar sobre los antivalores que se han enquistado en nuestra sociedad, y lo fútil que puede ser buscar riquezas a como dé lugar.  Un tema rechazable, pero una reflexión valiosa.

Astrid Morales S.
Bogotá

Lamentable analogía

A propósito del articulo ‘Situación al límite’ de la edición n° 1738, que esboza los lamentables hechos acaecidos en la frontera colombo-venezolana como consecuencia de las decisiones xenófobas y tiranas del presidente Maduro atropellando a cientos de colombianos, llama la atención la comparación que hizo de lo que sucede entre Colombia y Venezuela y las migraciones permanentes de cientos de africanos hacia Europa; llama la atención, digo, porque no existen elementos comparativos entre una situación y otra; acá no cabe esa analogía. Los africanos huyen de las guerras civiles internas que acentúan sus dramáticas condiciones de pobreza en búsqueda de mejores condiciones de vida y oportunidades de trabajo. Los colombianos que viven en la frontera han establecido relaciones comerciales, personales y familiares lógicas por la cercanía con sus vecinos venezolanos y esto ha sido desde siempre, no es un éxodo como lo calificó el presidente Maduro… Lo único nuevo y claro es su necesidad de apoyo popular de cara a las elecciones parlamentarias que se acercan, pues está demostrado que ese discurso anticolombiano otorga muchos réditos en ese sentido y de paso se pone una cortina de humo para seguir tapando la realidad del manejo del contrabando y el narcotráfico en la frontera, que como todos sabemos no está en manos de las humildes familias deportadas desde Venezuela… A todas estas se me ocurre una analogía, seguro mejor que la del presidente en cuestión: Maduro es a Colombia lo que Trump es a México.

Carlo Giovanni Pinzón Hincapié
Cali



Nada más que un hueco

En su edición n.° 1729 en el artículo ‘En el corazón de los Andes’, hacen un relato sencillo y presentan un gráfico del túnel (que en realidad son dos paralelos) de San Gotardo en Suiza, que tiene una longitud de 57 kilómetros cuyos primeros estudios se iniciaron en los noventa y se encuentra a solo 500 metros en la parte más baja en Erstfeld (Suiza), saliendo en Biasca (Italia).
Si tenemos en cuenta las longitudes de los grandes túneles férreos en el mundo, nuestro gran túnel de La Línea no es más que un huequito que consideramos la gran obra de la ingeniería colombiana, en el cual se realizan trabajos desde 1955.

Nuestro túnel está ubicado en la parte alta de la cordillera, inicia en el portal Galicia (Quindío), a 11 kilómetros de Calarcá, a 2.400 ms.n.m. (no en la base como hubiésemos querido), y su longitud es de apenas ocho  kilómetros 600 metros, saliendo en el portal Bermellón (Tolima) a 16 kilómetros de Cajamarca y a 2.504 ms.n.m., por lo que me atrevo a pensar que si hubieran excavado en estos 60 años 150 metros por año (13 metros por mes), ya estuviera concluido.

Jairo Paredes
Zarzal (Valle)

Un lapsus

El globo del congresito (SEMANA n.° 1737) debemos tomarlo como un lapsus línguae del señor presidente, como fórmula para darle legitimidad jurídica al eventual acuerdo de La Habana.
De no ser así, sería un  exabrupto jurídico y una flagrante deslegitimación del Congreso.
Si tenemos en cuenta que el pueblo es el constituyente primario y ha delegado en el Congreso la función constitucional y el ordenamiento jurídico, es el Congreso el llamado para implementar lo pactado.

El Congreso tiene todas las herramientas jurídicas y legales, sin necesidad de acudir al despectivo congresito. El Congreso está en mora de ponerse a trabajar y ser un ente visible en los acuerdos de la paz. Para ello cuenta con las diferentes comisiones constitucionales, entre otra:
Comisión primera: elaboración de leyes, estrategias y políticas para la paz.
Comisión segunda: defensa nacional y fuerza pública
Comisión quinta:  régimen agropecuario, adjudicación y recuperación de tierras.
Comisiones legales: comisión de derechos humanos y audiencias.
Comisiones accidentales: comisión accidental de paz, creada para colaborar con el Ejecutivo en el logro de la paz y convivencia pacífica, además de los acompañamientos necesarios a los procesos de paz que se adelanten.

En el  Congreso convergen todas las corrientes políticas, sin necesidad de que el Ejecutivo se reúna a puerta cerrada con ciertos parlamentarios áulicos. Y tiene integrantes inteligentes, capaces, serios, estudiosos, honestos que pueden y deben sacar  adelante el proceso de paz.

Ahora bien,el error del gobierno fue no haber socializado desde el comienzo los diálogos de la paz, darle un trato de secreto de Estado, crear un tabú al respecto y formar un nudo gordiano, para que los contradictores de la paz alimenten su ponzoña y su ego.

Danilo Yepes Recalde
Pasto


La educación, la gran damnificada

Causa alarma, desazón, rabia y todos los calificativos propios, las noticias de la alimentación de los escolares en algunas regiones de la costa  (SEMANA n.° 1734), a donde llegan, al igual que a todos los departamentos, los inmensos recursos para atender los restaurantes escolares, y solo proporcionan una alimentación de baja calidad (a juzgar por las múltiples denuncias periodísticas). Y con los cuales se podría alimentar toda una población por un buen espacio de tiempo, basta con un ejercicio matemático, para saber, por ejemplo, en que se pueden gastar 30.000 millones de pesos.  
Pero los contratos multimillonarios no tienen doliente, ni en la Contraloría, ni en la Procuraduría, porque infortunadamente estos entes son parte del aparato político, más que de control y vigilancia de lo público.

Es por ello que también causa risa ahora que se han inventado un detector de mentiras para contrarrestar la corrupción, que seguramente será para aplicarlo a funcionarios que deben aportar tres cotizaciones para una pequeña compra. En realidad arrojaría buenos resultados si  lo aplican a cada ministerio como el de Salud y Educación, que son los que proveen y asignan los grandes dividendos de ese presupuesto, y a cada uno de los congresistas, muchos de ellos dueños de los jugosos contratos en forma directa o a través de testaferros, fundaciones o terceros.

Infortunadamente no tenemos acceso a la información real, pero queda un interrogante. ¿Cuánto es el aporte del gobierno para atender anualmente los restaurantes escolares? y ¿cuántos son los estudiantes beneficiados, pero con una buena atención?

Finalmente, este es un buen tema de investigación para los medios de comunicación que conservan independencia profesional periodística.

Bernardo Rotawisky S.
Cali

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