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"Me impresiona que haya gente que sigue cayendo" Rodolfo Gómez.

24 de septiembre de 2016

De un inversionista

Soy suscriptor de las revistas SEMANA y Dinero y víctima como capitalista de las inversiones que hice de buena fe en este tipo de negocios. En la edición n.° 1792 ustedes publicaron un artículo, ‘La nueva trampa’, y en la n.° 1794 el artículo: ‘Elite pasa el balón”.

Afortunadamente, Elite fue intervenida por la Superintendencia de Sociedades, pero otra empresa de libranzas llamada Optimal Libranzas está haciendo lo mismo que pretendía hacer Elite con sus inversionistas, es decir que estos les firmaran un documento a un abogado nombrado por ellos, para recuperar el capital, sin intereses y a un plazo mucho mayor al acordado cuando se firmó el documento de compraventa de libranzas. De este modo, Optimal Libranzas, al igual que Elite, traslada toda su responsabilidad de los inversionistas. Quiero que ustedes, como excelentes periodistas e investigadores de los temas económicos del país, se dediquen a analizar la situación de Optimal Libranzas.

Yo hice inversiones en Elite y Optimal y lo curioso del caso es que tienen en común las mismas cooperativas o agentes operadores. La mayoría de estas entidades están en proceso de liquidación y, por ello, es imposible creerles que solo van a pagar el 80 por ciento del capital a un plazo mayor al estipulado y sin intereses.

El descalce que argumentaron las cooperativas para no pagar durante 45 días no existió. Los documentos que adjuntaron en las auditorías fueron adulterados, y es extraño que todas las compañías de libranzas las compren a las mismas cooperativas, ‘operadores’, que la gran mayoría estén en la costa Atlántica y que muchas de ellas estén en proceso de liquidación.

Se avecina otro gran escándalo financiero. Además de Estraval, yo puedo dar fe de Elite y Optimal donde tengo inversiones, pero, por los comentarios que he oído, son muchas las compañías de libranzas que les están incumpliendo a sus inversionistas.

Adelante con la investigación e identificación de los estafadores de cuello blanco, que abusan de la confianza de los inversionistas que buscan una rentabilidad que no dan los bancos.

Aristides Marín Arbeláez
Bogotá

Los de la vista gorda

Frente al escándalo en el mercado secundario de las libranzas, tema sobre el cual ustedes se han ocupado ampliamente en las últimas ediciones, quisiera llamar la atención sobre un punto que considero clave. ¿Dónde estaban los contadores, revisores fiscales y auditores de estas firmas especializadas en este negocio?; ¿por qué dejaron pasar errores que seguro eran evidentes en el manejo contable? Y si los vieron, ¿por qué no los denunciaron como era su obligación? Como en las crisis financieras anteriores, nuevamente queda demostrado que estos profesionales fallaron, pues se hicieron los de la vista gorda. Alguien debería preocuparse por el papel que cumplen. Esto se agrega a la inoperancia de la vigilancia del Estado a través de las superintendencias.

Mario E. Giraldo M.
Cali

Alerta transgénica

Cordial saludo. Resulta preocupante encontrar que el Foro Semana sobre biotecnología, referido en la edición n.° 1790, solo muestre una versión sobre el tema de los cultivos transgénicos cuando esta revista siempre se ha caracterizado por mostrar varios puntos de vista, en medio de lo que podría llamarse periodismo de alta calidad.

Aún más preocupante resulta cuando se trata de un tema tan delicado, el cual no es un secreto ni debe serlo, que incluye riesgos hacia el medioambiente y la salud humana, razón por la cual se han implementado en varios países etiquetas que advierten de la presencia de estos organismos en los productos alimenticios.

Hace falta el análisis de SEMANA explicando hechos como que durante el gobierno Uribe se permitió en Colombia la experimentación con estos cultivos arriesgando la alta biodiversidad del país, o que el Protocolo de Cartagena sobre el tema tampoco abarca todos los debates existentes al respecto, respondiendo al parecer a los intereses de las multinacionales que producen las semillas modificadas. Esto puede pensarse si se tiene en cuenta que tal protocolo no considera obligatoria la compensación por los daños al medioambiente que pudiera causar su uso.
Siguiendo esta línea se ha usado frecuentemente a nivel mundial el avance de la ciencia como escudo para justificar la implementación de estos cultivos, ignorando los aspectos éticos y de responsabilidad que toda actividad científica debe seguir.

Tampoco es cierto que sean la panacea para los cultivadores, pues es bien sabido que generan resistencia a los agroquímicos que de todas maneras consumen estos cultivos, de modo que cada vez es necesario aumentar más la cantidad empleada de los mismos.

Carolina Mojica Moreno
Bogotá

Maestro inconforme

Muy interesantes los apuntes relacionados con la polémica que se ha generado con base en unas supuestas cartillas, que los educadores no conocemos, pues solo hemos tenido la misma información que se ha difundido a través de los medios de comunicación. (‘La encrucijada de Gina’, SEMANA n.° 1789). Como maestro, debo manifestar mi inconformismo con la forma en que ha sido abordado este tema tan importante, que debiera convertirse en una coyuntura para que de verdad en los colegios se asuma con responsabilidad dicha temática, pues los estudiantes permanentemente solicitan orientación en ese sentido y los educadores nos quedamos cortos, pues no tenemos las capacidades necesarias para poder orientar de la mejor manera a los niños, niñas y adolescentes en tan delicado contenido.

Qué bueno que los medios de información y los famosos defensores de niños pusieran sobre el tapete la necesidad de un equipo de orientación en las instituciones educativas; la necesidad de un debate democrático sobre la construcción de los manuales de convivencia; la necesidad de las escuelas de padres en los colegios, las cuales no se realizan, o bien porque los padres no asisten o bien porque las desarrollan en los horarios de la escuela y no de los padres, o también, por qué no decirlo, porque desde las direcciones educativas no se ofrecen.

Qué bueno también que se genere el debate sobre la inexistencia o falta de funcionamiento de los comités de convivencia escolares, establecidos por la Ley 1620; qué bueno que debatiéramos sobre la forma como se está abordando la educación religiosa, la cual aún se toca al estilo de siglos anteriores, desconociendo los avances de la cultura religiosa, e incluso, los abordajes que ha planteado el papa Francisco; qué bueno que debatiéramos también la doble moral de maestros que, teniendo condición homosexual, salen de manera homofóbica a hacerles eco a los politiqueros y oportunistas llamando a padres de familia a manifestarse con unos contenidos, que ni siquiera se han conocido desde la escuela. ¿Qué tal que un día de estos también se convoquen a manifestaciones contra población docente LGBTI?, ¿a dónde llegaríamos? La homofobia no conduce a nada bueno y el llamado es a que desde la escuela, con su autonomía, se debatan, no solo este tema, sino muchos otros controversiales y que los manuales de convivencia se construyan con la participación de los miembros de la comunidad educativa. 

Henry Sarabia Angarita
Bogotá

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