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11 de marzo de 2017

Excelente edición

Hace un buen número de años que me suscribí a SEMANA y la considero indispensable. Es una fuente crucial de información y de análisis y opinión sobre temas importantes de Colombia y del mundo. Con razón que tiene tanto prestigio. Sin embargo, les cuento que después de muchas semanas (‘Semanas’) la última edición (n.º 1818) me ocupó varias horas el domingo y me faltaría algo más de tiempo para completar. En las anteriores (recientes) no me ocupaba más de 15 a 20 minutos y la ponía a un lado.
  
La edición 1818 es buenísima. Desde Cartas, Confidenciales, Enfoque, Opinión, Vladdo y todo el resto. Cada página es novedosa e interesante. También la tapa, pertinente.

Pronto tengo que renovar mi suscripción y lo haré ahora con más gusto y la expectativa de que la revista mantenga como siempre esa calidad de la anterior edición.  
Jorge Dandler
Bogotá


Ser niña, ser mujer y ser pobre

Impactante el artículo ‘Los Uribe Noguera, al banquillo’, (SEMANA n.º 1818), en el cual de manera detallada narran la cronología de los hechos que sucedieron al asesinato por parte de Rafael Uribe Noguera, quien como se sabe ya declaró que fue él quien perpetró el horrible crimen contra Yuliana Samboní. Aunque se puede colegir que sus hermanos habrían ayudado a adulterar la escena del crimen para protegerlo o para desviar la investigación, dado los altísimos niveles de impunidad y la triple condición de desventaja de la víctima: ser niña, ser mujer y pertenecer a una familia de muy escasos recursos, hace pensar que ellos, los hermanos, no saldrán mal librados de este horroroso episodio.    
Marcela Álvarez Botero
Bogotá


De la embajada de Israel

Quisiera hacer algunas precisiones sobre la columna del señor Antonio Caballero, publicada el pasado 26 de febrero en el n.º 1817 y titulada ‘La ley de las bestias’.

En épocas en que todo el mundo está preocupado por miles de muertos en Afganistán, Siria e Irak, siempre nos agradecemos de tener una visión tan clara y humilde sobre nuestra realidad, como la de su columnista.

Israel siempre ha estado en favor de la paz y siempre ha llamado a sus vecinos, aunque estén en parte apoyando el terrorismo y la incitación, a la mesa de negociaciones directas, hecho que el señor Caballero dejó de mencionar o que tal vez simplemente prefirió ignorar.

Peor aún, culpar a los judíos, el pueblo indígena cuya presencia física en su tierra ancestral data de milenios, de “robo” es engañoso en el mejor de los casos, si no destinado a incitar. Nos gustaría optar por dar al autor el beneficio de la duda, aunque él había ya demostrado en el pasado su prejuicio hacia Israel.

Tampoco se puede hacer referencia tan ingenua a la ONU sin mencionar que esta organización ha sido todo menos que imparcial. Para percibirlo es suficiente examinar la desproporción obsesiva con la cual la ONU trata a Israel: entre 2006 y 2016, de 128 resoluciones del Consejo de Derechos Humanos, 67 fueron contra Israel; y entre 2012 y 2015 en la Asamblea General se adoptaron 83 resoluciones contra Israel de las 97 en total. Y esto sin hablar de los demás organismos internacionales donde existe una mayoría automática en contra de Israel. Nos preguntamos entonces, ¿a dónde desaparecieron los homosexuales ahorcados en Irán? ¿Dónde quedan las mujeres que están siendo violadas o los miles de civiles asesinados en Siria?
La expectativa de un medio de comunicación tan reconocido como el suyo es que publique con responsabilidad y no permita el abuso de la libertad de expresión para difundir desinformación que produce solo hostilidad y es contraria a cualquier esfuerzo genuino de buscar un compromiso de paz.
Inbal Natan, secretaria política
Bogotá


Entrevista agridulce

Con una mezcla de alegría y tristeza leí la entrevista a Jesús Martín Barbero (SEMANA n.º 1818). Esta deja en claro que todavía quedan cerebros pensantes y analíticos con el suficiente conocimiento y experiencia para hablar de los grandes cambios en el escenario periodístico de Colombia. Lo triste viene del hecho de que la mayoría de estos han sido muy dañinos. Disfruté especialmente el relato de cómo contaban historias los noticieros en los ochenta… Lejana memoria.
David Bahamón
Bogotá


El silencio de las armas

Qué peligrosa respuesta surgiría a la pregunta sobre el cumplimiento en los acuerdos de La Habana que en su edición n.º 1816 ustedes confinan a cinco puntos, que pueden ser el doble.

Y es peligrosa la respuesta porque ella puede recoger ese soterrado interés tan bien manipulado en el pasado plebiscito del No, que une a los enemigos de la paz para que esta no llegue. Así sea que nuestras Fuerzas Armadas y esos 8.000 rebeldes, que pueden ser el doble, estén honrando la patria con el silencio de sus armas, llenándonos de esperanza para tenerla unida en el disenso, construyendo todos un futuro mejor que aquel pasado tan leguleyamente defendido por aquellos que con esa paz duradera ven desvanecer sus vanidades de poder, ejercido este sobre las grietas causadas por el odio y la venganza.

Cuando todos nos volquemos a defender ese silencio de armas, dándonos cuenta de qué es lo tan valioso que nos han quitado en estos 50 años para poder vivir mejor, estaremos así también construyendo patria para aquellos que insisten en crear desconfianza e incertidumbres queriendo continuar en lo mismo del pasado. Por eso, a los malos, así y aquí respondemos su pregunta sobre ese “cumplimiento”: lo inmensamente grande, valioso e importante de los acuerdos no son ni las fechas ni los campamentos, lo importante es el silencio de las armas que nos permiten pensar en vivir mejor y construir la patria del futuro.
Gustavo González R.
Bogotá

Por los museos
Es muy lamentable la estadística de que los colombianos no vamos a nuestros museos. En efecto hubo uno que siempre tuve en la agenda para asistir durante los dos años que viví en Bogotá: el Museo del Oro.
 
A pesar de la intención de ir con mi hijo, no se concretó. Se aplazó hasta que salí de la capital y ahora está en la agenda en los lugares para visitar en las vacaciones.

En el excelente artículo ‘A conocer la memoria’ de la edición n.º 1816 no comentaron sobre el museo de la Quinta de San Pedro Alejandrino de Santa Marta. Un hermoso lugar del que se sienten orgullosos nativos y turistas, donde vamos a vivir los últimos momentos en vida del Libertador, Simón Bolívar. Asistí tan pronto llegué a vivir a la ciudad debido al acoso de mi hijo para que no pasara lo mismo de Bogotá. Las estadísticas podrían haber sido mejores si en el estudio lo hubieran tenido en cuenta.

Quiero aprovechar para hacer un comentario sobre las bibliotecas en el país ya que muchas están pasando por una situación similar a la de los museos. A los jóvenes no les llama mucho la atención ir debido a que san Google les resuelve muchas de sus necesidades de información, investigación y tareas.
Luis Hernán Tabares Agudelo
Santa Marta

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