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13 de mayo de 2017

NO HE SIDO DESTITUIDO

En diferentes medios de comunicación, incluyendo SEMANA, se ha manifestado de forma errónea que mi salida de la Procuraduría General de la Nación fue consecuencia de una “destitución” por parte del Consejo de Estado por “tráfico de influencias y corrupción”. En esa línea y para ser puntual, en la edición n.o 1826 de la revista, se afirmó en el artículo titulado ‘Las mujeres de la Procuraduría’ que “Alejandro Ordóñez fue destituido por el Consejo de Estado por tráfico de influencias”. Señor director, no he cometido delito ni falta disciplinaria alguna que merezca esa clase de sanción y veo con preocupación que los errados señalamientos de las columnas de opinión de su revista trascendieron a la sala de redacción y a los contenidos noticiosos. Sepa usted que la destitución es una sanción imponible a los corruptos, tal como se la impuse con firmeza a cerca de 8.000 servidores públicos en mi gestión de casi 8 años como procurador general de la Nación. Mi salida de la Procuraduría se debió a un fallo del Consejo de Estado que, movido por presiones políticas del gobierno nacional, cambió de manera exótica y repentina su jurisprudencia y decidió anular mi reelección. No pueden ser más claras las motivaciones de mi salida de la Procuraduría y es obvio que no fueron jurídicas. No he sido destituido, ni mucho menos puede tachárseme de corrupto.
Alejandro Ordóñez Maldonado Bogotá

ESO NO ES SOCIALISMO

Su artículo ‘Las cuñas de las Farc’ me dejó un sabor agridulce (edición n°. 1826). No me gustó para nada saber que esos personajes están ahora jugando a ser los jueces de la sociedad colombiana. Muchos de los problemas de nuestro país se deben a la violencia, el sectarismo y la crueldad que ese grupo y el ELN han llevado a casi todos los departamentos.
Tampoco me gustó saber que los comerciales son ‘bastante buenos’. Y no estoy de acuerdo con que se califique a su proyecto de socialista como el venezolano. La dictadura de Caracas y la izquierda violenta colombiana no son un proyecto político, sino una mafia de criminales. La buena noticia es que ahora las Farc están haciendo campaña de manera civilizada, y no a punta de secuestros, extorsiones y asesinatos. Esperemos que reciban una buena paliza en las elecciones. Para que eso pase, a la izquierda democrática le tocará sacar mejores propagandas.
Sergio Alberto Gómez Cali

ADIÓS A UN GRANDE

Gracias por el hermoso homenaje que le dedican al gran Miguel Ángel Bas
tenier. Los trinos que escogieron para ilustrar su filosofía periodística me hicieron descubrir una faceta desconocida de su extensa labor. Con su humor desopilante, el maestro pone los puntos sobre las íes y nos da excelentes claves para reflexionar sobre el periodismo. Esas son las semillas de donde surgirán los Bastenier del futuro. Lorenzo Restrepo Bogotá
PAÍS DE CAFRES Me dejó sin palabras la triste y conmovedora crónica de Sarita Salazar (edición n°. 1826), ese angelito de 3 años que solo conoció el infierno en esta vida. ¿Cómo puede un adulto hacerle eso a un niño? ¿Qué país produce esos monstruos? ¿Por qué Colombia no se levanta de una vez contra esos horrores? No podemos acostumbrarnos a este tipo de comportamientos salvajes. Una sociedad que no cuida a sus niños está sembrando tragedias. Ustedes los periodistas tienen la responsabilidad de denunciar estos horrores, y no solo cuando los victimarios son ricos, como en el caso de Yuliana.
Juan Pedro Isaza Medellín

IMÁGENES DE HORROR

Muy precisa la comparación del Hindenburg con la del trasatlántico Titanic (SEMANA n°. 1827). El  tiempo no ha podido disolver las imágenes de estas catástrofes, como tampoco la de otras tragedias, por ejemplo, la del transbordador espacial. La nota es un recuerdo punzante de que la historia del transporte humano es una historia de avances y retrocesos, desafíos y peligros. Cada desafío en la lucha por idear un sistema de transporte visibiliza escenarios de riesgos que antes parecían desconocidos. Aunque en atmósferas menos dramáticas son recordados también desastres de globos aerostáticos o incidentes fatales de aviones como los desastres del Comet; o más recientemente los desastres de vehículos autónomos, como el del piloto automático de la marca Tesla. El Hindenburg constituyó una imagen artificiosa del poderío nazi. Sus dimensiones robaban el aliento, pero las vulnerabilidades de la aeronave, que se exacerbaron en sus últimos momentos, la condujeron directa e inevitablemente a su destrucción. Seguramente producto de una seguidilla de eventos críticos, alguno de ellos debió erigirse como causa eficiente para provocar la ignición. Al final, la
aeronave terminó generando imágenes de horror, en medio de la crepitación de la estructura atrapada por enormes espirales de fuego. Sergio Quiñones Rodríguez Pasto

INFAME ATENTADO PARRICIDA

SEMANA, edición n°. 1825. Venezuela, explosión social. Las últimas palabras del Libertador marcan la distancia entre quien todo lo entregó por la patria y quienes todo lo de la patria es para ellos. “Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantar la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credibilidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono… Simón Bolívar”. Santa Marta, 10 de diciembre de 1830. Así finalizó su obra asombrosa el patriota, el héroe máximo de la libertad americana. El genio del amor infinito a la patria, a la libertad. El hombre diáfano, que derribado por las traiciones y las ingratitudes, bajó al sepulcro agregándose la grandeza de perdonar a sus enemigos. La revolución bolivariana, construida en los postulados republicanos y democráticos universales, como lo anheló el Libertador, no ha nacido en ninguno de los países fundados por su espada. La desorientada por el coronel Chávez, y hundida por la tiranía de Maduro, es caótica revolución antibolivariana, y esta empezó, por los enemigos venezolanos del Libertador, desde cuando vino a Bogotá Pedro Carujo, a organizar el infame atentado de parricidio, del 24 de septiembre de 1828, en el Palacio de San Carlos.
Isaac Vargas Córdoba Florencia

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