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"Vivimos muy agradecidos con el expresidente, pero ya está bueno", Carlos Zambrano, Barranquilla.

20 de abril de 2013

La respuesta es obvia

Me extraña la cuestión de ‘¿Qué hacer con Uribe?’ (SEMANA n.° 1615). La respuesta es obvia: No darle tanta publicidad en los medios. Déjenlo que trine lo que quiera. Él no es quien le hace daño al país, son los medios que siempre andan detrás de él publicando sus opiniones. Ignorémoslo y ya.

Helí Barba Molina
Piedecuesta

La pesadilla terminaría

‘¿Qué hacer con Uribe?’ Buena pregunta de la SEMANA n.° 1615 en su portada. Es tanto el cinismo y la desfachatez de este personaje, que ya resultan insoportables sus opiniones y trinos cargados de veneno, depresión, viudez de poder, irascibilidad y prepotencia, a los cuáles los medios hacen eco cada vez que decide hacerse notar. Todo esto es producto de sentirse inalcanzable por la Justicia, y no son más que cortinas de humo para evadirla. La respuesta al interrogante inicial es muy sencilla: que los medios aporten opinión fundamentada, para que le llegue la Justicia. 

Es increíble que después de su gobierno cómplice con la corrupción, perseguidor ilegal con sus oponentes, obsequioso con las multinacionales en detrimento de la patria, connivente con asesinatos y desapariciones forzadas, protector de paramilitares y toda suerte de desafueros, no prospere ningún proceso en su contra. Estoy seguro que si esto ocurriera, la pesadilla terminaría, pues tendría que ocuparse las 24 horas del día, acudiendo a múltiples indagatorias que lo incriminan, hasta terminar donde debe estar, en la cárcel como todos sus compinches

José Benigno Morales A.
Neiva

Mentirosas, aprovechadas, narcotraficantes

Ustedes plantean ‘¿Qué hacer con Uribe?’ (SEMANA n.° 1615). Somos muchos los que creemos que lo que hay que hacer con el expresidente es darle las gracias por recordar que las Farc son truqueras, mentirosas, aprovechadas, narcotraficantes y que creen que la revolución justifica cualquier delito. 

Y estar de acuerdo con él, quien en el pasado demostró que las Farc no son dignas de confianza, que no se puede creer en ellas y que es peligroso que buscando la paz se cree otro Múnich donde se ceda mucho en favor de una guerrilla desprestigiada. Por todo eso, Uribe le está haciendo un servicio al país al recordar que la paz a cualquier costo a la larga acabaría con Colombia. Por eso reitero: gracias presidente Uribe.

Mario Elnerz
Bogotá

El ponente

Sobre su portada de la edición n.° 1615 quiero decir que Álvaro Uribe no tiene autoridad moral para criticar las negociaciones del presidente Santos con la guerrilla. Él fue el ponente de la ley que en 1992 amplió el alcance del indulto otorgado al M-19, incluyendo en su cobertura la comisión de delitos atroces, entre ellos los de la toma del Palacio de Justicia. 

Así mismo, la mal llamada Ley de Justicia y Paz promulgada durante su gobierno no fue otra cosa que una concesión de penas irrisorias a quienes cometieron delitos iguales o peores que los cometidos por la guerrilla, o sea, más impunidad. Entonces ¿Por qué se queja de que Santos les va a dar impunidad a los guerrilleros? Y no me vengan con el cuentico de que fue él quien extraditó a los líderes paramilitares a Estados Unidos, pues lo hizo para que pudieran negociar con la justicia de ese país y salir en pocos años a disfrutar de su riqueza.

Luis Alfonso Vergara V.
Medellín

Que sean castigados

Muy completo y profesional el informe de la revista sobre el saqueo descarado y criminal que le hicieron a Bogotá todos estos aventajados funcionarios y sus secuaces. (SEMANA n.° 1615). No solo es útil y necesario para que no se vuelva a repetir (o al menos, si se repite, que sea menos abultado), sino que sirve para que sean castigados ejemplarmente los culpables de causarle tanto daño a los sufridos capitalinos. Me parece, a propósito, muy descabellado, inoportuno y descarado el cobro de la valorización con semejante escándalo. Por acá en la provincia decimos con cierta nostalgia que, si por allá llueve, por aquí no escampa tanto en corrupción como en el descarado cobro del predial.

Jorge L. Yanez Infante
Cúcuta

Situación lamentable

En estas últimas semanas los medios nos han tenido al tanto de las elecciones presidenciales en Venezuela. En la revista SEMANA, edición n.° 1614, se publicó una entrevista de María Jimena Duzán a Henrique Capriles y un artículo llamado ‘Me lo dijo un pajarito’. Ambas publicaciones muestran una situación democrática lamentable en el país vecino. Los discursos políticos se limitan a una verborrea llena de insultos, gritos y expresiones lejanas a un contexto civilizado. 

Es lamentable que ninguno de los dos candidatos se haya enfrentado cara a cara para discutir a fondo temas como el futuro de la economía del país, hacia dónde se quiere dirigir la política internacional, qué garantías ofrecen al sector privado para invertir, etcétera. Sinceramente, la imagen que tenía de Capriles era buena hasta la entrevista de Duzán, donde se muestra como un hombre poco preparado para gobernar, que a falta de ideas recurre a persuadir a los votantes con insultos que desacreditan al adversario.

Venezuela se merece un presidente que la posicione nuevamente dentro de las economías pujantes de la región, necesita educación para que la gente pida gobernantes que no solo satisfagan el hambre y las ganas de circo, y que se dediquen a lo que es realmente importante en un país: el bienestar común de todos los ciudadanos, sin crear divisiones ni guerras internas. 

Jesús David Sáenz
Medellín

Más específicamente

La frase completa y verdadera de la portada de la edición n.° 1614, (por la muerte de Víctor Carranza) es ‘Fin de una era... sangrienta’.

Alberto Chaves Forero
Bogotá

Tropical y chabacano

La intención de una persona al leer SEMANA es recibir una información seria, completa e imparcial. Sin embargo, en las últimas ediciones he quedado desconcertado por el tratamiento tropical y chabacano que se le da al tema del sumo pontífice. En la edición n.° 1611 se tituló en la portada ‘Francisco el hombre’, una frase algo folclórica, que para los colombianos tiene otro significado. 

Además, en su interior se observa una caricatura donde el santo padre Francisco está adornado de elementos deportivos y ordinarios, que no le son propios, en nada corresponden a la realidad y representan una imagen poco respetuosa y no acorde a su dignidad. 

A mi modo ver, se trata de un tratamiento burlesco, que no corresponde a la dignidad y grandeza del papa. En ese momento me indigné, pero guardé prudente respeto. Pero en la última edición (n.° 1614) encontré otro artículo con ese mismo estilo ramplón en ‘El show de don Francisco’. No le queda bien a una publicación de tal prestigio, ese tipo de tratamiento noticioso. 

La figura del obispo de Roma representa para muchos una institución sagrada y – si no comparten esa forma de creer – lo mínimo que esperamos es respeto. La paz se construye desde la pluralidad y la tolerancia por otras formas de pensar.
 
Rafael Zuluaga Ramírez
Medellín

Coronell no escribe

N. de la R. La columna de Daniel Coronell no aparece en esta edición, por vacaciones de su autor.

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