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Chávez no es el interlocutor

19 de enero de 2008

Como siempre, excelente y oportuna la información de SEMANA en su edición #1341

Las Farc venían de capa caída, con golpes certeros propiciados por la inteligencia militar y la excelente gestión del gobierno, desprestigiadas ante la comunidad internacional. Por eso para ellos es fundamental encontrar un vocero del más alto nivel para presionar su estrategia. Pero resulta que Chávez, en su condición de Jefe de Estado, no puede tener ese carácter, a menos, claro, que nuestro gobierno se lo reconozca de facto. Y eso es lo que puede ocurrir si se le responden sus afirmaciones, por descabelladas que sean, en las que trata de fijarle una Hoja de Ruta al gobierno. Nuestro Presidente no puede dejar que Chávez le fije la agenda de un asunto interno, igual que Chávez no permitiría que Uribe le señalara la agenda interna en términos, por ejemplo, de restricciones a la libertad de empresa, de palabra, de reunión y de desplazamiento.

Los jefes de Estado sólo hablan de temas de interés común y este es un asunto eminentemente interno de Colombia, y así debemos exigir que se entienda y asuma. La forma de hacerlo en este momento, mientras baja la temperatura de la liberación, es guardando silencio, silencio que margine a Chávez, sin por ello bajar la guardia en la siempre presente ofensiva diplomática en el nivel mundial para atajar todo intento de reconocimiento del estatus de beligerancia.
Y cuidado, porque luego del estatus viene la exigencia de una asamblea constituyente y de un gobierno de transición mientras se adopta una nueva constitución de corte, obviamente, socialista. Lo que nos sube pierna arriba es delicado, pero no por ello debemos dejarnos llevar de las emociones.

Gabriel Mesa Cárdenas
Bogot

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