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Cartas

Artículo

DE BERNARDO RAMIREZ

17 de mayo de 1999

Permítame hacer dos precisiones a su informe sobre el proceso de paz del gobierno
Betancur. Primera. No se jugó a la división de las guerrillas, para llevarlas a negociaciones separadas. El
Congreso de 1982 aprobó la Ley de Amnistía. Se creó la Comisión de Paz, presidida primero por el ex
presidente Lleras Restrepo, luego por el doctor Otto Morales Benítez, y finalmente por el doctor John Agudelo
Ríos. Los primeros en responder a la ley fueron los altos mandos de las Farc, y se empezó a conversar
ampliamente, incluido el gran show de Casa Verde, antecesor del de San Vicente del Caguán, este también
con camarógrafos y fotógrafos incorporados, pero sin el excelente coñac de Jacobo Arenas, al decir de los
que han posado para ambos happenings. Para todo ello se contó con la colaboración de las Fuerzas
Armadas, mejor dicho, de las Fuerzas Militares. Pocos meses después, de seguro al ver que el presidente
Betancur hablaba de paz en serio, se pronunció el M-19, pidiendo un negociador especial, porque no
aceptaba estar bajo el mismo techo que las Farc. Ahí aparecí yo, escogido _todavía hoy no se por qué_
por los del 'Eme'. Se avanzó en medio de enormes dificultades hasta firmar la tregua del 30 de agosto de
1984, con el M-19 y el EPL. Ahí no solo no hubo colaboración, sino sabotaje soterrado, implacable y
también abierto, de los altos mandos del Ejército, actitud que llevó al holocausto del Palacio de Justicia,
como lo repetiré hasta mi último minuto. Ojalá ahora no pase lo mismo, aunque ya se insinúan cosas
asustadoras como los vuelos rasantes de la FAC sobre el sitio donde se reunían los dialogantes por la paz
que se busca en esta época; y las frecuentes declaraciones del general a quien Lorenzo Madrigal, con su
temible visión, llama "el Bedoya de Pastrana".Segunda. Del artículo se desprende que solo se llegó a un
acuerdo con el M-19. ¡Por Dios! El pacto aprobado por las Farc y el gobierno Betancur, a través de la Comisión
de Paz a comienzos de 1984 _si no estoy mal_ funcionó hasta el punto de que, cuando fue elegido el
presidente Barco, las partes acordaron firmar una prórroga, previo consentimiento del nuevo mandatario,
quien debidamente informado, lo dio. Después vino el desastre que conocemos. Una nota final: en el artículo
se me presenta como 'Consejero presidencial'. En aquel tiempo no existía esa figura. Yo era un ciudadano
llamado a colaborar ad-honorem por mi amigo el presidente Betancur en la búsqueda de la paz. Y a pesar
del fracaso, me siento muy honrado por aquella ni tan inútil pelea contra la intolerancia.Bernardo Ramírez R.
Bogotá

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