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De Fernando Hinestrosa

Con pasmo e indignación leí en la edición de esa revista del pasado 22 de los corrientes una insinuación tendenciosa sobre mi desempeño como

Fernando Hinestrosa
26 de febrero de 2001

Con pasmo e indignación leí en la edición de esa revista del pasado 22 de los corrientes una insinuación tendenciosa sobre mi desempeño como miembro del Tribunal de Arbitramento Internacional que resolvió la controversia entre TermoRío y Electrificadora del Atlántico.

Bajo la presidencia del doctor Nicolás Gamboa, designado por la Cámara de Comercio Internacional de París, el arbitramento fue conducido con transparencia, lealtad y regularidad absolutas, reconocidas expresamente por ambas partes, y la decisión se tomó por unanimidad, luego de análisis minucioso y profundo de los hechos, las pruebas, los alegatos y la normatividad.

A más de rechazar, por ser absolutamente falsa, la afirmación de que yo tenga o haya tenido “nexos y relaciones comerciales” con el abogado de TermoRío, pongo de presente 50 años de ejercicio honesto, responsable y escrupuloso de la profesión de abogado y toda una vida de servicio al país y a la academia, que me han ganado el respeto y la consideración de mis conciudadanos y una imagen de pulcritud.

Mi nombre y la trayectoria de decoro y probidad, que ha distinguido a mi estirpe, no pueden ser mancillados con insinuaciones irresponsables, malintencionadas y calumniosas.

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