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DE LA CAMPAÑA DE HORACIO SERPA

30 de marzo de 1998

Con mi atenta solicitud de que se publique, quiero hacer el siguiente comentario sobre la página de María Isabel Rueda, "El elefante de Serpa".
No se ha preparado bien doña María Isabel. No soy el tesorero de la campaña de Horacio Serpa. Soy su director programático. Conozco en detalle el manejo de la tesorería de la campaña, y los mecanismos que se han instalado para buscar la plena claridad moral y legal en su financiación. Pero el público tiene derecho a una información exacta.
María Isabel Rueda escribe a veces cosas sensatas. Pero con igual frecuencia, como en este caso, oscila entre la liviandad y el odio. De lo que ha dicho en la última página, la única conclusión 'dura' es que tengo toda la razón cuando afirmo que ninguna campaña es invulnerable a los intentos de penetración de dineros non sanctos. Pero ocurre que aquello que la desalienta es que semejante advertencia (que en modo alguno es una queja) haya sido hecho 'con tanta antelación'. ¿Cómo entender esta clase de razonamiento? ¿Preferiría doña María Isabel que esta verdad se pronunciara más tardecito? ¿Cuál habría sido su reacción si otra campaña hubiese dicho estas palabras? ¿Se habría desalentado tanto? Para mí, el único objetivo de la escritora y candidata al Congreso es darle palo a Serpa donde y como se pueda. El público también tiene derecho a conocer de manera explícita esta verdad, frente a las sibilinas sugerencias de la señora Rueda, que pretenden demeritar a Serpa y a los directivos de su campaña. ¿Cuál es el mensaje escondido detrás de un título tan violento, según la zoopolítica colombiana de hoy?
No se dice toda la verdad sobre el trámite que tuvo en el Congreso el proyecto de ley sobre la financiación estatal de las campañas presidenciales. Recordemos: fue Horacio Serpa quien presentó el proyecto. Sus enemigos lo acusaron de pretender financiar sus futuras campañas con dineros oficiales. El impacto fiscal era inaceptable. El gobierno retiró el proyecto. ¿En qué se parece esta versión al oscuro recuento de la escritora?En la campaña de Serpa estamos convencidos de la buena fe de todos los candidatos presidenciales sobre el sano financiamiento de sus propósitos electorales. Obviamente, igual cosa podemos decir de la campaña de María Isabel Rueda en pos de una curul en la Cámara de Representantes. Y también sabemos que sus páginas en SEMANA por ahora le sirven para promover su aspiración política. Es una lástima, y es inequitativo, que no todas gocen del mismo beneficio. Buen ejemplo de la ley del embudo.
César González Muñoz
Bogotá

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