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EL MARASMO NACIONAL

23 de diciembre de 1996

Este popurrí sintomático que nos ofrece SEMANA #757 tratando de diagnosticar el fuerte marasmo que aqueja todo el devenir nacional, nos hace dudar de que aún estemos vivos. ¿Por qué? Porque como lo afirma el médico chino a uno de sus pacientes, éste no tenía nada, ni pulmones, ni corazón, ni riñones, ni hígado, es decir, estaba muerto. Nosotros no lo estamos aún, cobardemente vegetamos esperando las nuevas sanciones del gringo para enterrarnos.Por lo pronto, y grosso modo, yo veo las cosas así: el fatídico proceso 8.000 inició la paliza contra el primer mandatario seguida, como lógica conclusión del clima creado, por la descertificación, que a su turno, para cerrar el ciclo, coreó torpemente el notablato ejecutivo cayendo en el garlito para reafirmar al amo y sembrar en nuestro país desconfianza, temor y desaliento. En un clima así todo debe ir mal. El corazón de la vida laboral del Estado se mueve al ritmo que le imprime el gobierno el aire vivificante de la cordura nacional. Si ésta falta, no hay gobierno, y si no hay gobierno el país, como un barco sin timón, va al garete. En esas estamos.¿Quién mató al comendador?, Fuenteovejuna señor; y quién es Fuenteovejuna; Todos a una.Humberto Mejía MejíaMedellín

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