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EL VALOR CIVIL

24 de agosto de 1998

Con relación al artículo de Lorenzo Madrigal intitulado 'Los irresponsables', publicado en la edición #845, donde el autor plantea que es un grave error darle al Congreso un poder sin límite para juzgar o decidir si se juzga a un presidente, ya que "un Congreso amigo absuelve inevitablemente, como se vio en el caso Samper y un Congreso hostil pretende 'llevar a las barras del Senado' al mandatario también injustamente, como ocurrió con Marco Fidel Suárez en 1921" (sic), me permito recordarle al ilustre columnista que el juicio del señor Suárez _como acertadamente lo muestra el doctor Alfonso López Michelsen en el libro Nueva historia de Colombia, Editorial Planeta, 1989, tomo I, pp 162ss_, no fue tan injusto. En efecto, el señor Suárez, ostentando la banda presidencial, se presentó ante la Cámara de Representantes el 26 de octubre de 1921 para responder por la acusación de haber solicitado dineros _con carácter de favor personal y sin compromiso alguno por parte de quien se autocalificó de 'primer empleado de la nación', a los representantes de tres importantes empresas extranjeras_. El mandatario, en vez de demostrar su inocencia ante esta acusación formulada por el entonces representante y copartidario, el doctor Laureano Gómez, reconoció que el hecho imputado era cier to, o "parcialmente" cierto, ya que la operación no se pudo realizar finalmente. Esta situación, sumada a otros desaciertos de su mandato, le llevaron a dimitir de su cargo el 11 de noviembre. En consecuencia, el juicio no solo fue justo, sino que el señor Suárez, a diferencia del doctor Samper, tuvo el valor civil de reconocer su error y, pocos días después, presentar renuncia al cargo de primer magistrado por el bien del país. Juan Manuel Jaramillo Uribe Manizales

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