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En defensa de Avella

4 de noviembre de 1996

El señor Juan Manuel Avella emerge, como figura excepcional. dentro del cúmulo de ruindad humana que ha simbolizado el proceso 8.000. Su convincente carta (SEMANA 10-1-96) para explicar cuál ha sido su posición ante los cargos que por enriquecimiento ilícito le formula la Fiscalía General, es de nítida coherencia. No se presta a la delación utilizada para rebaja de penas por los otros implicados en el proceso, pues expresa con sindéresis que si no ha cometido delito alguno, debería ser absuelto incondicionalmente. Por otra parte y, como comentario al margen, cabe agregar que la figura de las recompensas en dinero o en rebaja de tiempo a las condenas para los reos que delatan presumibles delitos conexos con los que se los juzga, podría similarse a un soborno para conseguir fines determinados y, constituirse, en algunos eventos, como un factor determinante de irreparables injusticias. Dentro de una sana concepción del procedimiento judicial de que estamos ávidos los colombianos, todo ciudadano de bien debiera denunciar el delito y a los delincuentes, sin esperar recompensa alguna. Las gratificaciones distorsionan los rectos procedimientos para impartir justicia con la austeridad propia de la magistratura. Jorge Arbeláez Manrique. Cali

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