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Enormes y marchitos arboles

Me impresionó la columna de Lorenzo Madrigal titulada ‘No me gusta’. Me impresionó porque está llena de enormes y marchitos árboles que hacen difícil observar la belleza del bosque.

Esperanza Perez Jimenez
10 de enero de 2000

Me impresionó la columna de Lorenzo Madrigal titulada ‘No me gusta’. Me impresionó porque está llena de enormes y marchitos árboles que hacen difícil observar la belleza del bosque. Y porque a mí sí me gusta que Peñalosa esté arreglando las vías de la ciudad; me encanta el hablado campechano y criollo de Rosso José Serrano; me gusta trabajar para que un día ya no haya personas que vivan en la calle en condiciones infrahumanas; también me gusta que los no fumadores tengan el derecho a exigir a los que sí fumamos que no lo hagamos a expensas de su salud. Todo eso me gusta. Me gusta puntuar en las cosas de nuestro país que sí funcionan —creo que son la mayoría— y poner un granito de arena para que aquellas que no funcionan sean transformadas. ¿Qué fuera de nuestra patria si todos nos quedáramos atrapados en los marchitos y enormes árboles? En un compromiso con la vida, ¡veamos el bosque!

Esperanza Pérez Jiménez

Bogotá (Vía Internet)

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