Eternamente equivocado

En la edición de SEMANA #1.044, María Isabel Rueda se refiere a mí como a uno de los tres concejales opositores a quien dice ella “conocer” y señala que me conoce por mi trayectoria pública, afirmando a renglón seguido: “En eso tiene el triste récord de ser un hombre eternamente equivocado”. Quizás no estaba en la misma moda en la que se encontraba la columnista, pero la verdad es que resulta acertado de pronto haberme equivocado, cuando quienes supuestamente han acertado y tomaron las decisiones, le entregan al país un balance tan desolador. ¿Cuántos se han equivocado a quienes la historia después les da la razón?

Me opongo a la reforma tributaria, no me opongo al alcalde Mockus: lo hago porque creo que las condiciones de la economía bogotana, cuando los indicadores macroeconómicos la podrían calificar como enferma, no resiste una carga tributaria más sobre su industria y comercio; la responsabilidad de la administración Mockus no es emular en obras con el ex alcalde Peñalosa sino trabajar por reactivar la economía de la ciudad.

Confío en la creatividad del Alcalde demostrada en sus genialidades como “la noche sin hombres”; si se aplica esta misma creatividad en beneficio de la reactivación económica, seguramente aumentará considerablemente el número de los contribuyentes, así como la base para determinar los tributos y por lo tanto el recaudo; todo sin necesidad de incrementar las tarifas de los impuestos. El esfuerzo es quizás mayor, pero mucho más seguro. El incremento de las tarifas, para mí, llevará a una recaída en la recesión económica bogotana y continuará la emigración hacia los municipios vecinos de contribuyentes que se perderán definitivamente; los recaudos probablemente no se incrementarán y sí se correrá el riesgo incluso de una reducción que nos haría quedar con el pecado y sin el género.