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Los conciertos obligatorios

El artículo ‘Cultura’ de Antonio Caballero, en SEMANA, #941, lo he recibido con mucho júbilo y es muy grato poder tener la oportunidad de dirigirme a él en tan magnífica ocasión,

Ismael Arensburg
26 de junio de 2000

El artículo ‘Cultura’ de Antonio Caballero, en SEMANA, #941, lo he recibido con mucho júbilo y es muy grato poder tener la oportunidad de dirigirme a él en tan magnífica ocasión, porque después de que han pasado “centenares de años” en aquellos, en aquellos y dichosos años en los cuales, su papá, su tío y Luis Soto, pasaban las divertidas cuñas en la Radio Caracol durante el noticiero que tenían en esos años y tales como el alcalde Fernando Mazuera le decían “qué bonitos ojos tienes debajo de esas dos cejas”, pero se peina con Lechuga, y así una infinidad de cuñas en mi ya lejano Laboratorios Sudamericanos.

Pero eso no es más que una anécdota de la juventud y ahora como fundador y director de la Sociedad Musical Daniel, que hemos traído a Colombia a los más grandes músicos del mundo que en el reciente siglo pasado vinieron a Colombia bajo nuestra dirección me recuerda mucho que no sólo fue lo de la Media Torta (los niños cantores de Viena y otros), sino el Teatro Colón o bien la cárcel de La Modelo donde fueron a parar para dar un concierto por obligación la agrupación ‘Mumenchantz de Suiza’ con sellos a la entrada y a la salida y que nunca jamás quisieron volver a Colombia (estos fueron traídos por el empresario Roberto Echeverri). Este decreto de la Alcaldía, felizmente fue tumbado por el abogado del suscrito ante la demanda que pusimos en ese entonces.

Sería muy largo de enumerar este largo proceso y después de más de medio siglo en estos monkey bussines culturales, ahora a los 88 años es mejor decir “apaga y vámonos”.

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