Mi querido soldado, mi querido policía:
Mis hijos, yo y todos los colombianos, podemos dormir tranquilos, jugar, sonreír, estudiar, trabajar y amar porque usted nos sirve de escudo contra las balas que nuestros hermanos disparan
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Mis hijos, yo y todos los colombianos, podemos dormir tranquilos, jugar, sonreír, estudiar, trabajar y amar porque usted nos sirve de escudo contra las balas que nuestros hermanos disparan en los campos y ciudades, con el único fin de ver morir a sus compatriotas. Usted, soldado, policía, es un héroe, un santo, porque Jesucristo ya lo dijo: "No hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos". Y justamente eso es lo que usted hace todos los días, sólo por amor. Que Dios lo bendiga y lo proteja en el campo de batalla; le dé valor y coraje para seguir enfrentando su juventud y su generosidad a la estupidez y barbarie de los bandoleros que destruyen nuestra amada patria. Nina Rodríguez Bucaramanga