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PENSIONADOS Y ABANDONADOS

16 de diciembre de 1996

A los factores de pesimismo que, con tan gráfico realismo, describen en su edición #757, debe agregarse el que afecta a los pensionados. Personas de la tercera edad, cuyas perspectivas son limitadas en el tiempo y otrora fueron el nervio de la Nación, exhiben hoy su malandanza formando colas eternas ante las instituciones financieras para reclamar una pensión que les permite sobrevivir precariamente. No vivir con la dignidad e independencia propias de quienes por méritos y por sus aportes a las nuevas generaciones son merecedores. Es afrenta para la sociedad y su clase dirigente que la gran mayoría de los pensionados devengue el equivalente, apenas, a un salario mínimo, reducido a su mínima cuantía por los descuentos legales. Poderosas empresas reconocen más alto salario a quienes ingresan actualmente a su fuerza laboral, que a la mayor parte de sus pensionados que ocuparon altos cargos directivos. Dirigentes políticos en el último período preelectoral, incluido el presidente Samper Pizano, hicieron pública y solemne promesa de que concederían justo trato a los pensionados. Los pensionados, por razones obvias, no pueden constituirse en fuerza de choque, motivo por el cual carecen de la fuerza que aplican, con todo éxito, los otros gremios.Jorge Arbeláez ManriqueCali

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