Home

Cartas

Artículo

Por el lenguaje labio-facial

Mil y mil gracias por el estupendo contenido de la revista que cada ocho días me permite una actualización permanente en el acontecer de nuestra patria y resto del mundo.

María Soledad Castrillón Amaya
10 de abril de 2000

Mil y mil gracias por el estupendo contenido de la revista que cada ocho días me permite una actualización permanente en el acontecer de nuestra patria y resto del mundo.

Gracias, igualmente, por la difusión de logros de personas con discapacidad —en la edición #930—. Por lo que a mí toca, padezco sordera profunda bilateral ¡pero no soy minusválida! (Gracias al buen Dios, y a personas que estuvieron de mi parte cuando los necesité, pude sacar adelante mis aspiraciones: terminar mis estudios de derecho en la Universidad de Antioquia, y especialmente, la de llegar a ser juez, cargo que ostento ahora, luego de superar los concursos de rigor).

El objeto de la presente es manifestar mi respetuoso, pero profundo disenso, acerca del proyecto de mi compañera de silencio, entrevistada por ustedes, la señora Deisy Franco, de impulsar para los niños sordos, el estudio del lenguaje de señas. Esto es un fatal error. Lo que hay que impulsar para estos infantes es el estudio del lenguaje labio-facial, que será el que les permitirá, no sólo estudiar en colegio regular, es decir, no especializado, sino desempeñar adecuadamente la función para la cual se van a preparar. Prueba irrebatible de esto, es que, en Colombia hay algunos sordos con título universitario, y todos, absolutamente todos, dominan la lectura labial, aunque claro, también saben el lenguaje gestual. En mi sentir, este lenguaje sólo es necesario para personas que por problemas en su aparato de la fonación, no pueden emitir sonidos, pese a que pueden oír.

En este tema de la educación para limitados, hay mucha tela para cortar y los especialistas tienen la palabra. Pero quiero terminar con la siguiente reflexión: si yo me voy para Francia, debo aprender francés, y no esperar a que los franceses aprendar hablar antioqueño... ¡Sentido común, divino tesoro!

Hasta una nueva oportunidad

Noticias Destacadas