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A propósito del ‘Golpe de comix’

José Joaquín Matallana Bermúdez, Marino Jaramillo Echeverri
6 de agosto de 2001

Quienes suscribimos esta carta no esperábamos de una periodista de la trayectoria de María Isabel Rueda una columna que tituló ‘Golpe de comix’, aparecida en su edición #999.

En su texto ella acogió la acusación de “conspiradores” que, con ligereza inconcebible, el director del Partido Liberal, doctor Luis Guillermo Vélez, nos lanzó en el programa La Noche del miércoles 20.

Pero en los días siguientes todos los medios nacionales de comunicación y varios del exterior, a la vez que recogían el titular escandaloso de RCN TV sobre el “conato de golpe de Estado” —como ella lo llama— que estaríamos fraguando, incorporaron también nuestra aclaración y rectificación, que al escribir su artículo ya no podía ignorar.

Expresamos públicamente que formamos parte de un grupo de colombianos que, despojados de todo interés personal o partidista, se reúne abiertamente a buscar y proponer salidas efectivas y patrióticas a los agobiantes problemas del país.

Que al comenzar nuestras deliberaciones surgieron varias ideas, consignadas en el registro de los temas tratados en la reunión del 2 de mayo —al que tuvo acceso el doctor Vélez—, entre ellas la de recomendar para las elecciones presidenciales la adopción de una jefatura plural del Ejecutivo, completada con la presencia de dos miembros de la Fuerza Pública, o Junta Cívico-Militar. Propuesta que, como lo registra el resumen de lo tratado en la siguiente reunión, fue definitivamente desechada porque conocemos y respetamos la tradición nacional y la idiosincrasia de nuestro pueblo.

Si lo anterior había sido aclarado y si hay testimonios escritos, ¿cómo se atrevió ella a afirmar que nuestras reuniones eran tertulias “…para planear una junta cívico-militar a la cual entregarle las riendas del país…”, y atribuirnos “planes para dar golpes de Estado”? ¿Se puede hablar de golpe de Estado si el pueblo decidiera en las urnas una forma de gobierno diferente a la que está establecida?

Queda así claro que con su artículo la señora Rueda obró también con ligereza y que su propósito fue tratar de ridiculizar a quienes, con nosotros, se reúnen en busca de iniciativas y propuestas de solución que logren contrarrestar los factores disolventes que ya nos acercan a la confrontación total, al colapso institucional y a la desintegración como país unitario.

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