El artículo de portada de la semana pasada, 'Misión cumplida', me pareció singularmente periodístico, objetivo en grado sumo. Comprueba el profesionalismo de SEMANA. No pude evitar lágrimas de santa ira, lloré cuando vi la cara de monseñor Jiménez que mezclaba la alegría de recuperar su libertad con la tristeza profunda sentida por un país hermoso como Colombia cuyos verdes campos y gentes sencillas y amigables quieren, inexplicablemente, destruir unos pocos bandidos. Quiero enviar un abrazo solidario al glorioso Ejército colombiano y a su jefe corajudo el presidente Uribe Vélez.
Santa ira
Por: Germán Sánchez Bernal