Home

Cartas

Artículo

SIGUE LA DE AGUALONGO

23 de septiembre de 1996

Con referencia a la intención del hoy alcalde de Pasto de cambiar en la Plaza de Nariño la estatua de Antonio Nariño por la de Agustín Agualongo, me declaro completamente sorprendida por el cambio operado en los sentimientos del señor Navarro Wolf de un tiempo para acá. Parece que la flaca memoria del señor Navarro Wolf le ha hecho olvidar que durante los días previos a su reinserción a la vida civil, los 'cuadros locales' del M-19 profanaron la Concatedral de San Juan Bautista, que ataron y amordazaron a las personas a cargo del cuidado y aseo de la misma y que violentando la urna en donde estaban depositados, se llevaron los restos de Agualongo. Estos fueron ocultados en las casas de los simpatizantes clandestinos del movimiento guerrillero hasta cuando fueron llevados hasta el campamento de Santo Domingo donde amenazaron con 'hacer un sancocho' con ellos si no se cumplían sus condiciones para entregarlos. Agualongo fue un luchador noble y generoso que jamás habría 'ajusticiado' a sus rehenes, que nunca habría recurrido al secuestro y a la extorsión con fines económicos. Compararlo con los 'comandantes' de las actuales guerrillas solo pueden hacerlo los que son pastusos o nariñenses a causa de un 'accidente geográfico' como algunos de los que han escrito a su revista defendiendo al señor Navarro Wolf o los que como él, se aprovechan del hecho de su nacimiento aquí para ser elegido alcalde de una ciudad que merece mejor suerte. Ojalá estas personas recuerden que para ser pastuso se necesita algo más que una cédula de ciudadanía que así lo acredite... Pastuso se es de corazón y espíritu.
Ligia Díaz del Castillo Nader San Juan de Pasto

Noticias Destacadas