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Un país imprevisible

Leí con gran gusto el ejemplar 1.000 de la revista y saqué como conclusión que en nuestro país se necesita ser gurú y de primera categoría,

Angela María Pérez Moreno
13 de agosto de 2001

Leí con gran gusto el ejemplar 1.000 de la revista y saqué como conclusión que en nuestro país se necesita ser gurú y de primera categoría, para adivinar los destinos de la patria. Hay múltiples razones para no adivinar el rumbo que sigue el país, primero que todo los candidatos presidenciales siempre están en la mira de los gatilleros profesionales, que producto de las oscuras épocas de Pablo Escobar, pueden cambiar los destinos marcados por la patria. La Constitución del 91 es otro factor preocupante que permite a toda clase de pelambres definir los destinos, igualmente le dio a la Corte Constitucional un poder económico muy grande y peligroso, le dio al Congreso alas para delinquir dentro de los márgenes legales, sacó a la palestra muchos personajes fuera de los partidos tradicionales que haciendo un gran show político, le da poder al pueblo ignorante de manejar el destino del país.

Qué distinto debería haber sido este país con Luis Carlos Galán y Alvaro Gómez vivos, qué distinto hubiera sido si el destino no nos hubiese marcado a Ernesto Samper como presidente, para no habernos arrepentido de subir a la Presidencia a Andrés Pastrana y su séquito de políticos de la maquinaria.

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