Una apología de la profesión
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Leí con detenimiento la columna de Héctor Abad Faciolince (SEMANA #1.173) que tímidamente hace referencia al nombre del último libro del premio Nobel colombiano, en cuanto a la utilización de 'malas palabras', 'groseras u obscenas', pero no va más allá en su análisis.
Da vergüenza ajena el mal gusto literario con que Gabo titula su novela, haciendo de paso una apología de la profesión, dizque más antigua de la humanidad, 'la prostitución', en la que siempre se encasilla a las mujeres como si ellas solas ejercieran su trabajo (en su mayoría por necesidad) y desconociendo a quienes les pagan, honorables caballeros, presidentes, ex ministros, altos ejecutivos, escritores y por supuesto, no putos.
No está solo señor Abad Faciolince en su apreciación. Somos muchas mujeres y hombres que, como él, repudiamos el nombre con que el autor describe a las damas que lo han acompañado.