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Regalo de Dios

26 de abril de 2008

Leo con profunda preocupación y tristeza la columna de Antonio Caballero, ‘Carta en una botella’ (SEMANA #1352), acerca de la tala inmisericorde que están sufriendo árboles centenarios del barrio la Cabrera de nuestra capital, como si ésta fuese la solución al caos de nuestras vías, dejadas por el alcalde Garzón convertidas en un mar de cráteres, ante lo cual no se  sabe aún qué solución implementará la administración de Samuel Moreno. ¿Será que el Bosque de Bolonia en París, Hyde Park de Londres o Central Park de Nueva York, a título de ejemplo, no han logrado armonizar magníficas avenidas con una bellísima arborización? De lo que se trata es de construir calles con ingeniería de verdad, que garanticen una buena circulación y el adecuado manejo del agua superficial y subterránea, y no de aniquilar árboles, muchos de ellos centenarios y  por lo tanto irreemplazables, con los cuales la naturaleza obsequió al hombre, a pesar de su empeño por destruir tan incomparable regalo de Dios.

Antonio José Marulanda Rojas
Bogotá