CICLISMO
Crónica del día | Giro de Italia 2021: A Egan Bernal le sobra espalda
El colombiano volvió a dar una demostración de poderío en la montaña y acabó segundo en la jornada seis, con llegada en Piceno Ascoli. Gino Mader ganó la fracción y Atilla Valter es el nuevo líder de la competencia.
En el palco de prensa, en una esquina del ingreso del Parque Nacional Gran Saso, la compañera sentimental de Egan Bernal, María Fernanda Gutiérrez, miraba la carrera tiritando por el frío y por los nervios. Sabía la joven que, la jornada de Piceno Ascoli, iba a darle un vuelco a la general del Giro de Italia, porque el día anterior, Egan le había comentado que “esperara cosas”.
Y mientras esperaba, a más de 1.090 metros de altura sobre el nivel del mar Adriático, que murmuraba canciones épicas desde la distancia, la joven colombiana intentaba encontrar calor en la emoción de la etapa, para conjurar el terrible frío de la montaña.
Había un ambiente de batalla en el lote, y de redención. Todos tenían a Mikel Landa en sus pensamientos, y todos querían llegar primero a Piceno, para homenajear al ángel caído de Murguía.
“Él no está bien emocionalmente, y tampoco sus compañeros, pero así es el ciclismo, seguro se recuperará”, dijo Franco Pelizzotti, su técnico, en zona mixta, antes de “la partenza” en las cavernas de Grotte de Frasassi.
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Por eso, cuando los comisarios dieron la bandera verde en el kilómetro cero, los primeros en saltar del lote fueron los hombres del Bahréin, impulsados por el sentimentalismo que se respiraba en la caravana.
No sólo ellos se lanzaron a la aventura, unos 25 o 30 corredores lo intentaron en el terreno llano antes de cruzar a la región de Marcas, donde los esperaba el látigo de la lluvia y el frío.
Einer Rubio, el joven colombiano del Movistar, quien el próximo año podría tener de compañero a Iván Ramiro Sosa, quien ya anda haciendo el ‘cheking out’ en el Ineos, fue uno de los atrevidos, e incluso estuvo al frente de la etapa durante algunos kilómetros, hasta que fue engullido por el lote.
Luego saltaron nuevos apostadores de los esfuerzos largos. Se juntaron ocho, entre ellos Gino Mader y Matej Mohoric, dos expertos rodadores, insuperables en los descensos y con algo de talento para las subidas. Cataldo, Mollema, Bouchard y Ravanelli, eran otros inquilinos del vagón de punta, que se despedazó en las primeras rampas de la subida, enfriados por el clima cruel y por el advenimiento del lote de favoritos, en el cual los Ineos habían impuesto una dictadura tremenda.
Lo mejor quedó para el final. Filippo Ganna redujo el lote a su mínima expresión y remató Castroviejo. A continuación, se puso por delante el Deceuninck de Evenepoel, cuando faltaban unos cinco kilómetros. Entonces fue el turno de Daniel Martínez, quien atacó sorpresivamente sin que nadie pudiera evitarlo. Tejada y Rubio se mantenían en el grupo custodiando a sus líderes: Vlasov y Soler, mientras que Egan, con sus ojos de lince, lo miraba todo y calculaba, como una fiera sobre su presa.
Entretanto, su novia sufría en el palco de prensa. Se frotaba las manos, las llenaba de aliento cálido y se movía de un lado a otro para espantar los pellizcos del viento. A media voz le hacía fuerza al de Zipaquirá: “Vamos, vamos”, y volvía a echar aire caliente entre sus manos.
Egan, como si hubiese escuchado esos ruegos, atacó por fin, llevándose a Evenepoel y a Ciccone. Vlasov, Carthy, Martin y los demás favoritos respondieron tardíamente, mientras que tras de ellos se vivía un drama más mediático. Peter Serry, gregario de Evenepoel, redujo la velocidad de su bicicleta y fue atropellado por uno de los vehículos del Bike Exchange, una locura inexplicable que por poco causa una tragedia.
Al final no pasó nada, porque todo estaba pasando más arriba, a tres kilómetros de meta, con un Egan exultante y un Dani Martínez aguerrido. Los dos colombianos demostraron todo su poderío en la montaña y dominaron a gusto el puerto de Piceno.
La fuga se había extinguido y sólo quedaba Gino Mader por delante. El suizo usó todas sus energías para no ser alcanzado y logró cruzar la raya de meta con 12 segundos de ventaja sobre Egan. Mader celebró la victoria como si hubiese sido la última de su vida, y con las lágrimas asomando en sus ojos, le dedicó unas palabras de aliento a Mikel Landa, su capitán caído.
“Esto es por ti Mikel, por tu familia, por el equipo. Sé que pronto estarás de nuevo con nosotros”, expresó.
Una jornada épica e inolvidable para Colombia. Una jornada colmada de sentimientos que se vivió en un escenario de frío y lluvia, como si se tratara de una ópera de Puccini.
Mañana el Giro vuelve a mar y el pelotón tendrá que cuidarse de los vientos de costado, los cuales podrían cobrar nuevas víctimas de cara a la clasificación general. Pasado mañana, más montaña, en Sanframondi, y luego la subida a Campo Felice. Un fin de semana de intensa batalla en el Giro 104.