Definitivamente las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela están en crisis. La Casa de Nariño acaba de tomar la decisión de trasladar a su embajador en Caracas, Ricardo Lozano, a Costa Rica. El movimiento fue justificado como “necesidades del servicio”, pero lo llamativo es que no se designó a nadie para ocupar en propiedad el cargo ante el Gobierno de Miraflores. Este ajuste en el cuerpo diplomático se da en momentos en que se registra el mayor flujo migratorio de venezolanos hacia Colombia en busca de oportunidades que no encuentran en su país. En Caracas, como representante de Bogotá, quedó por ahora el encargado de negocios de la embajada, Germán Castañeda. Seguramente, el mandatario Nicolás Maduro -fiel a su costumbre- aprovechará esta situación para volver a arreciar sus críticas contra el Gobierno de Juan Manuel Santos.