¡Qué chicharrón para Peñalosa!

Con la aprobación del entonces alcalde de Bogotá Gustavo Petro, familiares de las víctimas del holocausto del Palacio de Justicia levantaron una placa en honor de los 11 desaparecidos en noviembre del 2012. El recuadro de cemento, que está ubicado en el exterior del extremo nororiental del Palacio de Liévano, señala con nombre y apellido a quienes hasta ese momento habían sido declarados responsables de esos hechos. Sin proponérselo, su sucesor, Enrique Peñalosa, deberá juzgar si esa pieza conmemorativa debe ser retirada del edificio, como pretende solicitarlo la defensa del coronel (r) Alfonso Plazas Vega. Al menos así lo hizo saber el propio oficial (r) en su cuenta de Twitter, donde juzgó la placa como obra de un “guerrillero” que “utilizó poder para destilar odio”. En el mismo mensaje, Plazas anunció que pedirá a su abogado radicar una solicitud formal para el retirarla. Dura prueba tendrá que sortear Peñalosa: de un lado, están los familiares de las víctimas de desaparición forzada y del otro, las reclamaciones de oficial que, con las razones que le dio la Corte Suprema, exige no ser relacionado con ningún acto de violación a la Convención Americana de los Derechos Humanos. Sin duda, al alcalde le tocó comprar una pelea de la que nunca hizo parte.