Confidenciales
Agitador y negociador, las dos personas que habitan en Gustavo Petro: Alejandro Gaviria
El exministro de Educación del Gobierno de Gustavo Petro, Alejandro Gaviria, aseguró que en el discurso y la manera de reaccionar que tiene el mandatario existen dos personalidades: el agitador y el negociador.
En este mismo sentido, el exalto funcionario destacó que esto se puede evidenciar en su última intervención, el discurso de las marchas del 7 de junio, donde expresó que el escenario político que vive el país es totalmente diferente al que se prometió en la campaña, pero que fue algo inesperado donde se tomaron ajustes.
Ante esta premisa es que Gaviria expresó, en diálogo con Blu Radio, que “siempre dije que en Petro habitaban dos personas y no estoy siendo original: el negociador, el que quería llegar a acuerdos, pero también estaba el otro que parecía responder más a sus instintos, el agitador”.
Para inicios de 2022 el actual presidente resultaba conciliador y negociador hablando de un gobierno con un gabinete plural, donde exista un propósito común entre los diferentes partidos, opositores o no. Sin embargo, al ver que su estrategia de ejecución se ve en la cuerda floja, sale a flote un nuevo discurso polarizante, lo que lo convierte en agitador.
Frente a ello, Gaviria, uno de los primeros en salir del Gobierno de Gustavo Petro por sus posturas hacia la reforma a la salud, destacó que el pluralismo que tanto celebró y prometió en campaña se le acabó y que ahora tiene un discurso radical.
“Esta forma de leer la realidad política, donde del otro lado siempre se ve complot o conspiración, es común en los gobiernos, pero lo que yo veo aquí es, tal vez, un grado un poco más exacerbado de lo normal”, apuntó Alejandro Gaviria.
Además de ello, el extitular de la cartera de Educación dijo que Gustavo Petro siempre plantea escenarios que desde su retórica infunden rechazo y dividen al país. Por un lado está a favor del pueblo, de las masas y de las personas con menos recursos u oportunidades, mientras que por el otro ataca a los privilegiados o a las “élites tradicionales”, así como también a los medios de comunicación que generan desprestigio y “no representan el bien general”.