Un éxito total fue la venta de chaquetas de bluyín de colección, que habían sido diseñadas por numerosos artistas con el propósito de recoger fondos para la Fundación Menorah, la cual patrocina una escuela de niñas de escasos recursos. Las chaquetas iban desde un millón hasta 15 millones de pesos. La única de este alto precio era la que tenía la firma del Nobel García Márquez, que fue adquirida por un reconocido empresario. El segundo premio gordo, que también tuvo comprador, fue la de Pedro Almodóvar, cuyo costo era del orden de los nueve millones. Curiosamente las chaquetas firmadas por Juan Pablo Montoya y Shakira, cercanas a los seis millones de pesos, no encontraron postor. La mayoría de las prendas tenían un costo que oscilaba entre un millón y tres millones de pesos y fueron objeto de gran acogida entre el público.