LAS PILAS PUESTAS

9 de enero de 1989

El nuevo presidente de Avianca, Edgar Lenis Garrido, ha resultado un ejecutivo de armas tomar. En su afán por elevar la eficiencia de la compañía, ha adoptado una serie de medidas sin antecedentes para mejorar la disciplina de sus empleados. A las 8:30 de la mañana se cierran las puertas del Centro Administrativo de la empresa en Bogotá y después de esa hora ni los vicepresidentes pueden entrar. Además de devolverse para su casa como cualquier niño de escuela, el empleado debe soportar la deducción de un día de salario y un proceso disciplinario que puede terminar con su destitución. Pero quienes llegan a tiempo, tampoco pueden salir a su antojo de las instalaciones. Aun si se trata de un vicepresidente, para poder ausentarse debe presentar a los porteros una autorización de su jefe inmediato en la que, a más de los motivos de la salida, se específica la hora de regreso. Por lo visto las medidas, calificadas de draconianas, han surtido su efecto, pues ante la amenaza de ser despedidos, los empleados de Avianca tienen las pilas puestas. Pero en fuentes internas de la compañía se rumora que el propio Lenis presentaría su renuncia el próximo mes de enero, pues consideraría cumplida su misión de crear un nuevo estilo gerencial, en la emproblemada aerolínea de Colombia.