Una de dos

7 de septiembre de 1992

Al estallido de la crisis del servicio de acueducto en Bogotá, originada en el derrumbe del túnel del Faro de la represa de Chingaza, lo siguió una dura confrontación entre la administración de Jaime Castro y el Gobierno nacional. El motivo fue que el Distrito consideraba que mientras durase la escasez de agua, era necesario suspender el racionamiento eléctrico para no exacerbar el ánimo de los capitalinos. El Ministerio de Minas consideró que era un acto irresponsable acelerar el desembalse de las represas, cuando aún no está claro el futuro del país en materia de lluvias. Finalmente, el debate se zanjó con una fórmula de reducir pero no eliminar el racionamiento en la capital.