Teófilo Gutiérrez. | Foto: León Darío Peláez

FÚTBOL

Teo Gutiérrez y su Chinita, el barrio que lo vio crecer

Todo comenzó en el barrio La Chinita de Barranquilla, donde Teo molía maíz y jugaba fútbol en las canchas de arena. Ahí vivió su fanática más fiel, su abuela Aura Castro.

Daniela Puerta*
1 de enero de 2018

Hijo del matrimonio entre Teófilo Gutiérrez y Cristina Janeth Roncancio, Teo, como se le conoce, nació en un barrio del sur de Barranquilla llamado La Chinita, donde vivía con sus padres y sus siete hermanos. Allí soñó que algún día sería goleador de la Selección Colombia. Teófilo creció jugando fútbol y moliendo maíz para la venta de fritos que tenía su abuela, Aura Castro, quien más adelante se convertiría en su mayor fanática.

La Chinita le trajo a Teo alegrías y tristezas. La situación económica en su hogar no era la mejor, como contó en una entrevista para Caracol Televisión: “Teníamos que esperar hasta las once o doce de la noche hasta que mi papá llegara con un pan. Comíamos y me sentía feliz porque me iba a la cama lleno, satisfecho (...) vivíamos en arriendo y le insistían a mi madre que lo pagara, hasta que un día contrataron a dos tipos y nos quitaron el techo de la casa, sentí un dolor inmenso porque ella puso el pecho por todos”.

A pesar de los momentos difíciles, Teo recuerda con alegría que fue allí donde comenzó a jugar al fútbol. En esas canchas de arena aprendió a dominar la pelota, a meter goles, a engañar rivales, y entonces llegó a las menores del Junior. Años más tarde cumpliría su sueño de debutar con la Selección Colombia en el Metropolitano. Fue en este estadio donde, en 2008, hizo el primer gol decisivo para su carrera, y con ese sueldo que ganó en el equipo tiburón le compró una casa a su mamá en el barrio Las Nieves, cerca de La Chinita.

Más adelante jugó en equipos internacionales como Rosario Central, River Plate y el Sporting de Portugal. Pero su primera escuadra en Argentina fue el Racing Club. Para rendirle un homenaje a su nieto, Aura pintó su casa con los colores del equipo, celeste y blanco. En este barrio de más de 3.000 viviendas y unas 18.000 personas, vivió esta fanática de Teo hasta el día de su muerte, el primero de julio de 2016, uno de los más tristes para el goleador.

A mediados de 2017, en esta zona de Barranquilla, donde las paredes tienen grafitis del jugador y los bicitaxis adornan las calles, los niños sintieron una ola de esperanza y motivación al enterarse de que nuevamente tendrían a su Teo jugando para el Junior de Barranquilla, cerca de La Chinita, donde todo comenzó. Y desde ahí estarán alentando a su ídolo cuando vista la amarilla de Colombia en el Mundial de Rusia 2018.

*Coordinadora editorial, Especiales Regionales de SEMANA.