Hace tres meses ninguno de los 1.200 negocios de Paloquemao estaba digitalizado, hoy son más de 500 y más de 100 de ellos aceptan medios de pago digital.

ANTETITULO

Un sí para Bogotá

La periodista, quien recientemente llegó de vivir en el extranjero para reubicarse en la capital, se ha visto sorprendida por el avance tecnológico y competitivo de las plazas de mercado de la ciudad.

Natalia Villegas*
15 de julio de 2019

Contra los pésimos pronósticos y las advertencias ante mi decisión de regresar a Bogotá, hoy, después de cinco meses, puedo decir que fue la decisión correcta, y que esta ciudad, a pesar de sus evidentes problemas, me sorprendió. El listado pasa por el resurgimiento de barrios como La Candelaria y San Felipe, eventos como ArtBo fin de semana, las exposiciones de Jesús Abad Colorado y Doris Salcedo y el boom de las patinetas eléctricas.

Pero además me topé con algo especialmente trascendental. No solo volví después de cinco años de estar por fuera del país, sino que llegué en otro cuento. Cambié mi vida de soltera por vida de familia, lo que significa que la nevera ya no puede tener, como antes, un solo tomate viejo y lo suficiente para una arepa con queso todas las noches. Tenía que buscar la mejor forma, fácil y económica, de mantenerla llena.

Así que una amiga me dio el contacto de un señor de la Central de Abastos del Norte. Sin saber muy bien cómo era la logística, lo llamé. Me envió un formato en Excel impecablemente presentado, me dijo que se lo devolviera por whatsapp y así, en menos de 24 horas, tengo frutas y verduras en la puerta de mi casa. Confieso que eso me pareció avanzadísimo.

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No sabía que, de las 19 plazas de mercado distritales, aquella es quizá la que tiene mejor infraestructura. Eso me llevó a indagar un poco sobre el tema para descubrir que no solo está ‘de moda’ en los estratos altos comprar allí –es hasta un 26 por ciento más económico y va con la onda de comprar productos más frescos–, sino que también se están posicionando como destino turístico.

Todo indica que por fin van camino hacia ese resurgimiento buscado desde hace años. Una resurrección que pasa, principalmente, por un relevante proceso de digitalización: hace tres meses, ninguno de los 1.200 negocios de Paloquemao estaba digitalizado, hoy son más de 500 y más de 100 de ellos aceptan medios de pago digital. Los números siguen creciendo y el proceso se dirige hacia plazas como la del 7 de Agosto y el 20 de Julio. Es un logro de la aplicación colombiana Cívico, que les permite tener su propia página con acceso a una plataforma de pago.

Según su cofundador, Juan Felipe Castaño, quienes han habilitado estas formas de pago han incrementado sus ventas 20 por ciento. Y lo más importante es que esto se extiende a todo Bogotá, especialmente a los estratos 2, 3 y 4 y a los pequeños comercios: hoy cuentan con 16.000, y 3.000 de ellos ya aceptan medios de pago digital. La sociedad se moderniza de una forma incluyente, y eso es clave.

¿Por qué esto es una razón para decirle sí a Bogotá? Porque me motiva la creatividad que existe en la ciudad y la seguridad de que es posible aplicarla a la innovación social, esa que tiene un fuerte impacto en el desarrollo del país. Así que no: regresar no fue un error y aquí me quedaré para, ojalá, ser testigo de más procesos de este estilo.

*Periodista.