El metro de Bogotá es una realidad

SEMANA: Es la octava vez que Bogotá intenta tener este sistema de transporte. ¿Por qué ha sido tan difícil?

ANDRÉS ESCOBAR: Por una parte, el proyecto tiene retos muy grandes de diseño. Es una gran obra con costos similares a los de Hidroituango, pero que se realiza dentro de una ciudad. Implica trabajar en el diseño urbanístico de vías, semáforos e iluminación a lo largo de 24 kilómetros; además de la parte electrónica, mecánica y del sistema de alimentación eléctrica. Por otra parte, la mayor complejidad es financiarlo con recursos públicos, porque los bienes de la ciudad y la Nación son muy estrechos. Todo eso ha hecho que muchas administraciones no hayan logrado avanzar en su ejecución porque es muy compleja y costosa.

SEMANA: Hoy el metro está a punto de ser realidad. ¿Cómo lograron superar las dificultades?

A.E.: La plata está completa. La ciudad y la Nación la garantizaron con vigencias futuras a 30 años. Sin embargo, para poder contratar a los constructores, y pagarles, era necesario disponer de los recursos antes. Así que el año pasado la comisión interparlamentaria de crédito público aprobó un cupo de garantía para que nosotros saliéramos con el sombrerito a pedir 7,8 billones de pesos en créditos externos. Entonces fuimos a buscar crédito internacional: tocamos las puertas de los bancos, pasamos las evaluaciones de costo beneficio, sostenibilidad ambiental, financiera y social que hace la banca multilateral. Así conseguimos que el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversión nos prestaran 4,5 billones de pesos. Y logramos abrir el proceso de selección el 6 de agosto del año pasado.

SEMANA: ¿Y el resto de los recursos?

A.E.: La plata de los bancos no nos alcanzó. Eso produjo retrasos en el cronograma inicial. Pero estructuramos una solución: títulos de deuda metro por 800 millones de dólares, que están respaldados por la Nación. Con esa estrategia agilizamos y disminuimos los costos de transacción porque los vamos a usar como medio de pago a los constructores. Cuando terminen les vamos a dar 60 por ciento con plata y 40 por ciento en títulos. Esta es la primera vez que una entidad del Distrito de nivel municipal tan joven emite deuda.

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SEMANA: ¿Es decir que el proyecto esta vez sí es viable?

A.E.: ¡Exacto! Nunca antes nadie tuvo un peso para abrir la licitación. Pero esta vez es diferente: la viabilidad financiera del proyecto está asegurada. Ahora nos queda el reto de tener la mayor pluralidad de oferentes para conseguir el precio más bajo.

SEMANA: ¿Este será el metro que necesita Bogotá?

A.E.: ¡Claro! El diseño y las especificaciones… ¡son de racamandaca! Será veloz, posiblemente el más rápido de América Latina y uno de los más rápidos del mundo: operará en promedio a 43 kilómetros por hora, si se tienen en cuenta las paradas. Esa velocidad se alcanzará porque funcionará sin conductores, con el sistema de automatización CBTC, que permite que los trenes rueden perfectamente sincronizados. Esto también supondrá un ahorro del 30 por ciento de la energía eléctrica y disminución del ruido. El metro de Bogotá será un sistema de transporte que tendrá en cuenta el desarrollo urbano y la integración con el vecindario. Por ejemplo, los 24 kilómetros de vías van a cambiar para darles más espacio al peatón y la bicicleta, en un entorno adecuado y más amable para que la gente disfrute, con más verde, andenes amplios e iluminación nocturna. Va a tener 9.750 cupos de ‘biciparqueaderos’. Y un punto fundamental: este metro va a ser más alto de lo convencional por temas de movilidad, para permitir la entrada de luz y respetar el entorno paisajístico.

SEMANA: Parte del éxito de un modelo de transporte tiene que ver con la cultura ciudadana. ¿Cómo se contempla ese aspecto?

A.E.: Creo que la gente va a querer mucho a su metro porque nos costó 60 años y mucho esfuerzo hacerlo. Pero estamos trabajando desde ya en construir cultura ciudadana no solo para el metro, sino para todo el sistema de transporte. Esperamos despertar el cariño y el aprecio de la gente para que se lo apropien y lo cuiden.