Las actividades minero-energéticas se suelen realizar en zonas rurales y territorios afectados por el conflicto armado. | Foto: Felipe Rodríguez

Pequeña y mediana minería

¿Por qué es tan relevante la pequeña y mediana minería?

Carlos Andrés Cante, viceministro de Minas, explica los avances y retos de esta actividad que genera más de 125.000 empleos.

11 de agosto de 2017

SEMANA: La pequeña minería representa una fracción de la producción nacional de carbón. ¿Por qué vale la pena insistir en hacer de este un negocio competitivo?

CARLOS CANTE: La pequeña y mediana minería de carbón genera 125.000 puestos de trabajo principalmente en Antioquia, Boyacá, Cundinamarca y Norte de Santander; y representa el 8 por ciento de la producción total nacional movilizando de manera importante la economía de estos departamentos. Además, esta industria representa el 60 por ciento del total de la carga movilizada en el país y permite que los vehículos que transportan carbón a los puertos regresen al interior con diferentes bienes e insumos por un precio bastante competitivo, lo que se conoce como ‘carga por compensación’.

SEMANA: Sin embargo, la infraestructura vial es uno de los principales desafíos para la competitividad de la minería en el interior del país…

C.C.: Sobre todo porque el costo del transporte con tractocamiones supera al de producción. El primero representa el 60 por ciento del total de costos, mientras que el segundo corresponde al 40 por ciento. Necesitamos condiciones de competitividad superiores, por eso estamos trabajando en el diseño de mejores corredores, como la Troncal del Carbón, entre Samacá, Guachetá y Tausa. También hemos trabajado en la vía de salida de los carbones del interior hacia el Magdalena Medio, desde Vélez, Landázuri, Cimitarra, Chiquinquirá, Otanche y Puerto Boyacá. Y se están buscando alternativas de salida desde Norte de Santander, debido al cierre de la frontera. Estamos analizando la posibilidad de la pavimentación de la vía Tibú-El Tarra-La Mata, para tener una conexión con el Magdalena Medio y desde allí con los puertos del Pacífico.

SEMANA: ¿Se contempla la implementación de una vía férrea?

C.C.: Desde el Ministerio de Minas y Energías hemos insistido en que necesitamos avanzar en la construcción del Ferrocarril Central y también en la del Ferrocarril del Pacífico, así como en el mejoramiento de las condiciones de navegabilidad del río Magdalena. De todas formas hemos mejorado mucho, ahora hay troncales y estamos enfocados en las regiones para poder llegar a vías secundarias y terciarias.

SEMANA: ¿Y la formalización dónde queda?

C.C.: La formalización exige principalmente la implementación de condiciones de seguridad sin las que una empresa minera no va a lograr ser productiva, porque cada vez que ocurra un incidente la mina se va a cerrar. El reto está ahí y encontramos que una de las principales dificultades para el cumplimiento de lo estipulado en el Reglamento de Seguridad en las Labores Mineras Subterráneas es que los pequeños mineros no tenían quién les prestara el dinero para las adecuaciones necesarias.

SEMANA: Por eso se creó el programa de crédito con el Banco Agrario...

C.C.: Sí, porque los bancos consideran que esta es una actividad de alto riesgo, dado que la mayoría de operaciones son en efectivo. Ocurre así no porque se quiera, sino debido a que las transacciones se producen en zonas rurales. Cuando el sistema financiero no lo conoce a uno, tampoco le presta por eso, en alianza con el Banco Agrario, facilitamos el acceso al crédito a través de una línea con tasa compensada que ya empezó a operar. Hemos prestado 6.000 millones de pesos a la pequeña minería.

SEMANA: ¿Qué relación existe entre este tipo de minería y el posconflicto?

C.C.: En general, las actividades minero-energéticas mantienen una relación estrecha con la posibilidad de paz en los territorios. Se llevan a cabo en zonas rurales, que históricamente han sido territorios víctimas del conflicto. Por ejemplo, todo lo que corresponde a la zona que hace poco se delimitó como Páramo de Rabanal y La Uvita, una región netamente carbonera, albergó durante años la presencia de las Farc. Con un potencial estimado de 5.200 millones de toneladas de carbón, existe una fuente importante de generación de empleos formales. Estamos en donde ningún otro sector opera, incluso en donde las actividades agropecuarias no son competitivas, y con el desarrollo de una infraestructura vial óptima es posible cambiar ese escenario por uno en el que todos los sectores pueden coexistir y generar empleo. De eso, en gran parte, se trata el posconflicto.