Hay que recordar la importancia de la casa, de la familia y de la soledad para reflexionar. | Foto: Nathalia Angarita

EDITORIAL

El origen simple de las cosas

La última entrevista del cantante estadounidense Prince da pie para reflexionar sobre los momentos como este, que sirven para mejorar y en lo posible salir fortalecidos.

Mauricio Bayona*
29 de marzo de 2020

Dice Prince, ese genio de la música en su última entrevista antes de morir, que los momentos que más recuerda y mejor le enseñaron fueron al lado de su papá, también músico, y del piano que tenían en la sala desu casa.


“Cuando mi papá se iba a trabajar era como si se llevara mi vida bajo el brazo”, dice Prince. “No me daban ganas de tocar el piano sino hasta la noche cuando regresaba y nos sentábamos de nuevo por un largo rato a explorarlo y a entenderlo juntos. Tenía 7 años. Y más que el piano, lo que me daba la real fuerza era mi papá, su presencia”.


No intento forzar las palabras de Prince para insinuar que, en estos días de convivencia obligatoria y necesaria sin salir de las casas, los muchos que tienen a sus padres vivos tienen la fortuna de aprovecharlos más, si es que viven juntos. Pero existen valiosas coincidencias. Por eso tomo el riesgo. Prince, sin la necesidad de la dinámica presencia del actual coronavirus, contaba las horas para que su papá regresara a estar a su lado y para volver a estudiar de sus manos el piano.

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“Ver la manera como me guiaba y me corregía, era todo para mí”, dice Prince. “Sin él, nada hubiera sido posible, sin su dedicación y su guía, sin su tiempo. Cada minuto era un mundo”. Sobre su mamá, dice Prince, era el corazón de la casa y la familia, un lugar común para muchas personas, probablemente, y que hoy volvemos a reconocer y necesitar en tiempos difíciles e inciertos.


“Fue por muchos años el bastón, el soporte de mi papá y de mi vida”, dice, “tenía una voz prodigiosa, cantaba muy bello, pero a su vez era universo de enseñanzas para mí. Siempre la extraño“.

Pero hay otra parte en esta historia Y antagónica, por cierto. Cuando Prince crece y empieza a ser ese músico serio que muchos admiramos, la vida lo separa de su papá y de su mamá y toma ese ritmo de independencia emocional o económica con el que muchos soñamos, buscamos o imaginamos en algún momento de nuestras vidas. Y según su propia versión, para llegar a escribir álbumes como Purple Rain o Dirty Mind tuvo que aislarse por completo y con la “obligación” de estar totalmente solo.


“Con el tiempo logré entender que para escribir mejor debía estar sumergido en una soledad que me daba la lucidez y la reflexión que necesitaba”, dice, “eran momentos imprescindibles, mis fantasías y sueños eran muy distintos cuando tenía a alguien cerca o a mi lado”. La historia de Prince podría encajar hoy en muchos, muchos de nosotros por estos días. Tiene dos caras, como es la vida constantemente y las varias maneras de aprovecharla o no, según las circunstancias que se nos presentan.

Pero hay más puntos de encuentro en esta entrevista realizada por Andy Schwartz y con lo que hoy transcurre en este conmocionado y frágil mundo. “Al poco tiempo de estar aislado y escribir, necesitaba cambiar de lugar, ver, sentir personas, caminar a través de ellas, respirar la vida”, dice Prince.

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Esta última parte hoy todavía no se puede, pero las dos anteriores, sí. Nada mal, teniendo en cuenta el galopar de un nutrido virus que debemos enfrentar unidos como bien dice esta revista en su portada, con sacrificios y disciplina, cierto, con temor, también, pero con la ilusión intacta de volver a un mundo que supuestamente conocíamos y que, literalmente, nos mandó de vuelta a las casas. Al lado y a la órbita de nuestras familias. Donde siempre debemos y debimos estar.

Sin querer Prince nos recuerda el origen simple de las cosas. La importancia de la casa, de la familia, de la soledad para reflexionar, de la vida alrededor de las otras personas. Queda, de manera tácita, pensaría, que todos los momentos sirven para mejorar y en lo posible salir fortalecidos. Pero no solo por y para nuestro espíritu. Para el bien de todos los que nos rodean. Lo más difícil de hacer, lograr y entender al final de cuentas.

*Director de Especiales Regionales

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