De izquierda a derecha, Pedro Antonio Zape, Diego Umaña, Gabriel Ochoa Uribe, Jairo Arboleda, Miguel Escobar, Juan Pablo Ángel, Amarando Perea, Willingon Ortíz. | Foto: Lope Medina

HISTORIA

La Selección Colombia que nunca fue a un Mundial, y debió haber ido

No todos jugaron en la misma época, pero todos ellos merecieron estar en una copa del mundo. La historia no lo permitió.

Víctor Diusabá*
2 de junio de 2018

¿Qué tienen en común las vidas del norirlandés George Best, del ecuatoriano Alberto Spencer y del liberiano George Weah? Que los tres fueron grandes estrellas en Manchester United, Peñarol de Montevideo y el Milan, respectivamente; sin embargo, jamás alcanzaron el sueño de jugar un Mundial. Sus equipos nacionales no tuvieron el brillo necesario.

Los tres ejemplos sirven para hacernos otra pregunta (guardadas las proporciones): ¿cuántos y cuáles futbolistas colombianos dejaron de jugar una copa del mundo porque la selección de su época no dio la talla o, simplemente, porque no fueron convocados? Marquemos un límite temporal. Que sea 1962, cuando Colombia se estrenó en el Mundial. De ese año, hasta nuestros días, abundan los nombres y las nostalgias. Basta revisar los listados que elaboraron los periodistas deportivos que consultamos (ver las nóminas adjuntas) para notar sus preferencias por jugadores de los setenta y los ochenta. Poco destacan o recuerdan aquellos futbolistas que vistieron la camiseta nacional e intentaron clasificarnos, sin suerte, a Corea-Japón (2002), Alemania (2006) y Sudáfrica (2010). Curioso.

Quizá para muchos de los hinchas jóvenes, que han crecido con los éxitos de James y Falcao, este viaje al pasado resulte revelador. Un pasado forjado con un portero que fue todo agilidad, anticipación y sapiencia en el manejo de su área natural. Les hablo de Pedro Antonio Zape, quien ahora comparte con alumnos que, ojalá, lo llamen como se merece: ¡maestro!

¿Defensas? Comencemos por los centrales. Henry la ‘Mosca’ Caicedo. Normal. “Es el mejor del mundo en su puesto”, dijo alguna vez el técnico argentino Carlos Salvador Bilardo. ¿Con cuál de sus atributos quedarse? ¿Con esa medida exacta para llegar siempre primero al balón? ¿Con su elegancia que imponía calidad antes que fuerza? ¿Con la técnica, el poder y la efectividad en los tiros libres?

Miguel Escobar hizo del quite deslizante para quedarse con el esférico un arte que aprendería su alumno Mario Alberto Yepes. Miguel, casi un 10 metido de 2. Y Julio ‘Chonto’ Gaviria, la silenciosa tranquilidad. Nadie encarnó tan bien eso de salir jugando. Nolberto Molina, o la saltabilidad y el perfil hechos el mejor recurso técnico. Y eso sin incluir la regularidad y la valentía de Miguel Augusto Prince.

Laterales con autoridad para lo primero que hace un lateral: marcar. Arturo Segovia y Fernando ‘Pecoso’ Castro fueron dos de ellos. Hubo otros que se anticiparon a los tiempos al aportar en ofensiva: Bombillo Castro y Óscar Bolaño. Y uno más reciente que no duró mucho pero sí se quedó en la historia: Diego León Osorio.

Volantes de primera línea, esos 6 de antaño. Ahí estaba ‘La belleza’ de Oswaldo Calero (¿cuántos balones quitó y entregó bien de inmediato? ¿acaso, todos?). Eduardo Retat, mucho más que temperamento, fútbol puro. Hermenegildo Segrera, orden y eficiencia; Domingo ‘Tumaco’ González, el comienzo de la ida y vuelta.

Pasemos a los creativos. Aquí falta espacio. Jairo Arboleda. Sí, un mago; el mejor de todos. Alfonso Cañón, el Maestrico, un 10 que se ponía la 8 y anotaba como 9 (ahí están las estadísticas, 146 goles con Independiente Santa Fe). Alejandro Brand, el ingeniero espacial con traje de futbolista. Diego Umaña, la inteligencia a cargo del balón. Y un genio más que trascendió menos: Alfredo Arango.  

Y delanteros. Los clubes más poderosos del mundo se pelearían hoy por Willington Ortiz y Víctor Campaz, o por los goles de Jorge Ramírez Gallego, Jaime Morón y Ernesto Díaz. ¿Cuánto valdrían en euros? Pero no, nacieron en otro tiempo. Y nunca fueron a un Mundial, como Best, Spencer o Weah. Claro, falta el director técnico. Es Gabriel Ochoa Uribe, sobra comentario alguno.

Nuestros especialistas hicieron sus nóminas. Yo hice la mía. Aquí se las presentamos. ¿Cuál sería la suya?

*Periodista y escritor