María La Baja, un municipio de vocación agrícola y ganadera. | Foto: Alejandro Arboleda Llanos

Paz

María La Baja deja atrás la violencia y se convierte en territorio de paz

La Alcaldía lidera un programa para que los jóvenes cambien las peleas, las drogas y los robos, por ayudar a los demás durante esta pandemia. Los resultados han superado las expectativas.

10 de junio de 2020

A tan solo una hora y media de Cartagena se encuentra María La Baja, un municipio de vocación agrícola y ganadera, integrado por 14 corregimientos y 25 veredas, y con una población cercana a los 50.000 habitantes. Este hace parte de la subregión de Montes de María, una de las zonas colombianas que más ha sufrido el conflicto armado. Como lo recuerda su alcaldesa, Raquel Victoria Sierra, hasta hace pocos meses las calles eran escenario de peleas entre jóvenes, consumo de droga, robos y sicariato.

Esta realidad motivó la creación de Territorios de Paz, un programa liderado por la Alcaldía que consiste en trabajar con la juventud en procesos de reconciliación y convivencia para recuperar el bienestar y tranquilidad de la ciudad.

Un equipo interdisciplinario de profesionales, compuesto por abogados, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos reeducadores, pastores cristianos y miembros de la policía, se encarga de planear y realizar las actividades. A través de charlas y acompañamiento psicológico y espiritual, alrededor de 350 jóvenes se han rehabilitado y hoy son los encargados de velar por la seguridad del municipio. Recientemente, debido a la emergencia sanitaria asumieron un nuevo papel: fomentar la cultura ciudadana para garantizar que se respeten las medidas como el toque de queda y se adopten prácticas de higiene que eviten la propagación del virus. 

Todos ellos ahora realizan una labor valiosa y cuentan con el apoyo de la Alcaldía para acceder a cursos y programas de formación que se adapten a sus intereses. Esto los ha motivado a mantener un estilo de vida saludable. Sierra cuenta que “durante estos tres meses de trabajo con los muchachos han sido notorios sus cambios de conducta. Hoy se ve en sus rostros que han reducido los niveles de consumo”. Ha habido muchas transformaciones. Se terminaron las peleas y los propios jóvenes decidieron vestirse y hablar mejor. “Muchos de ellos me han contado que estaban cansados de su otra vida y sueñan, al igual que yo, que María La Baja sea un territorio de paz”.

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