Vecinos y policías de Chapinero se unen para entregar mercados

La semana pasada funcionarios de la Alcaldía de Bogotá, envueltos en trajes de protección blancos, subieron hasta los barrios altos de Chapinero, en los cerros orientales, para repartir mercados. Alrededor de 2.700 familias de esta localidad al nororiente de la ciudad recibieron las ayudas como parte del programa Bogotá Solidaria en Casa, que busca asistir a las personas de escasos recursos cuyos ingresos se han visto afectados por las medidas de aislamiento preventivo del Gobierno. 

Según la Secretaría Distrital de Planeación, estos mercados se suman a la entrega de casi 4.600 canastas alimentarias y más de 1.500 bonos canjeables en supermercados. Los alivios han llegado a los barrios Bosque Calderón Tejada, San Isidro, San Isidro Alto, y a sectores de San Luis y Pardo Rubio. 

Sin embargo, estos esfuerzos de la Alcaldía Mayor no alcanzan a cubrir la situación extrema que viven miles de personas de la localidad. “En Chapinero hay alrededor de 30.000 personas en condiciones de alta vulnerabilidad. Hablamos de los habitantes de estrato cero, uno y dos que viven en la parte alta de los cerros orientales”, explica el teniente coronel de la Policía, Edgar Ávila.

Por ello, el Consejo de Planeación Local de Chapinero y la Policía Nacional han unido fuerzas para intentar llegar a los hogares que quedarán por fuera de las ayudas de la Alcaldía. Con megáfono en mano, el presidente del Consejo, Anantha Fernández, ha recorrido las calles de la localidad pidiendo donaciones a los vecinos. “La gente da de a 50.000 o 100.000 pesos. Hemos recogido alrededor de 13 millones, que nos darán para comprar unos 500 mercados”, explica Fernández.

A mediados de abril repartieron 800 para las familias más vulnerables de Chapinero, y donaron otros 200 a la localidad Rafael Uribe Uribe, en el sur de la ciudad. Adicionalmente, el pasado domingo ambas entidades organizaron junto a los líderes del barrio Villa del Cerro un gran almuerzo comunal dirigido especialmente a niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.

“No es mucho, pero hay personas que tienen hambre. Y si no hacemos algo por ellas, la cosa va a ser más compleja. Por eso invitamos a los vecinos a que se solidaricen”, afirma el coronel. 

Paciencia y solidaridad 

Teresa, de 55 años, organiza su mercado en una cocina angosta. Vive con su hijo en una casa de madera a la sombra de los cerros orientales, en el barrio Bosque Calderón Tejada. El pasado miércoles, más de un mes después del inicio de la cuarentena, recibió uno de los 140 mercados que repartió la Alcaldía: aceite, arroz, leche en polvo, chocolate, lenteja, frijol, panela, entre otros alimentos; junto con implementos de aseo como jabón, papel higiénico y decol. 

Teresa calcula que bien administrado el mercado alcanzará para “unos 15 días larguitos”. Antes de la pandemia, trabajaba en venta por catálogos con dos empresas y completaba sus ingresos vendiendo empanadas en la calle. Ahora no tiene un plan de contingencia más que la paciencia.

Su hijo Carlos también se quedó sin empleo. “Me rebusco el diario en lo que salga: trasteos, volteando en Corabastos, tejiendo... De a poquitos voy ayudando a mi mamá. Pero ahora todo está parado”, explica el joven de 19 años, quien estudia un técnico en manejo de cámaras y luz en el Sena. La falta de acceso a internet le ha dificultado continuar con los cursos. 

“El apoyo de mis vecinos ha sido muy grande. Si ellos tienen una libra de arroz, nos pasan. Pero todos en la comunidad están en una situación muy complicada. Algunos tienen la suerte de tener Rappi, pero a veces no les da”, cuenta Teresa.

*Periodista.