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TÚNELES

"Hacer un túnel es una aventura diaria"

El ingeniero austriaco Michael Kummer, con 42 años de experiencia en la construcción de túneles, relata en esta entrevista cómo se enfrenta día a día al desafío de excavar las montañas para abrir caminos.

20 de octubre de 2019

Tiene 42 años de experiencia y ha construido túneles por todo el mundo: Alemania, China, Singapur, Chile, Canadá e Inglaterra, entre otros países. Es uno de los expertos que participó en el XIV Seminario de Túneles y Obras Subterráneas celebrado en Medellín el 11 y 12 de octubre pasados, donde compartió su conocimiento en tunelería a partir de tres megaproyectos en los que trabajó, uno de ellos en Canadá y dos en Austria, su país natal.

SEMANA: ¿Cuál es el gran reto de hacer túneles?

MICHAEL KUMMER: Me he enfocado en la tunelería casi desde niño, y puedo decir que siempre es un desafío, una aventura, hacer un túnel. Se dice que en una obra civil –una casa o edificio– se puede calcular hasta el último clavo, pero en un túnel siempre hay un riesgo: la geología. Hay que ser muy flexible y adaptarse a los diferentes tipos de terreno. Cada día es diferente y nunca se sabe lo que va a pasar al siguiente.

SEMANA: En su conferencia habló sobre tres proyectos específicos. ¿Qué particularidades tienen?

M.K.: El primero de ellos es Niagara Falls, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, que utilizó la tunelera más grande del mundo en su momento (Hard Rock Machine) para construir un túnel de 10,5 kilómetros que va desde aguas arriba, antes de las cataratas del Niágara, hasta una enorme piscina, río abajo. Dicha tunelera tenía 14,4 metros de diámetro, es decir, lo que mide un edificio de tres pisos. Allí también utilizamos por primera vez un revestimiento de concreto pretensionado que no se había usado antes.

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SEMANA: ¿Y el segundo proyecto?

M.K.: Se llama Koralmtunnel, en Austria, y está en su última fase. Es una ferrovía de dos túneles de 35 kilómetros de longitud y ocho metros de diámetro cada uno. El tercer proyecto se llama Brennerbasistunnel, y será el túnel más largo del mundo: 230 kilómetros en total. Será una vía para trenes de alta velocidad en la frontera entre Austria e Italia.

SEMANA: Por su experiencia, ¿cuál es el manejo ideal del agua subterránea, de los niveles freáticos, a la hora de hacer estas obras?

M.K.: El agua en la tunelería siempre es un tema importante, a veces puede ocasionar problemas para la obra, pero la clave es poder drenarla y darle un uso. Un túnel funciona también como un drenaje y todas las aguas freáticas son captadas por este gran tubo. Lo importante es saber siempre si se está afectando la superficie del suelo montañoso. En ocasiones, dentro del macizo rocoso hay una especie de bolsa de agua, aislada por una capa de arcilla, que termina saliendo por el túnel sin afectar la superficie.

SEMANA: ¿Cómo se tratan las filtraciones?

M.K.: Hay varias maneras. Si son bolsas estas disminuyen su cantidad y llega un momento en que ya no fluye más agua y puede sellarse luego con una lechada de cemento. En el proyecto de Koralmtunnel tenemos mucha agua, pero es localizada, allí estamos haciendo perforaciones y por una tubería específica estamos conduciendo esta agua hacia los portales y utilizándola como agua potable, alimentando la red de acueducto de la ciudad. Y en Suiza, en el túnel San Gotardo, que es actualmente el más largo del mundo, con 57 kilómetros, hay presencia de aguas termales a unos 60 grados centígrados, que se recolectan por una tubería y se utilizan incluso para invernaderos en el cultivo de frutas tropicales.

SEMANA: ¿Qué diferencias existen en la geología de nuestras montañas, respecto de las de Europa?

M.K.: En general, la cordillera de los Andes es un sistema muy joven geológicamente, son millones de millones de años, pero para los geólogos es nada. Las montañas todavía están creciendo en un rango de uno a dos centímetros por año que es mucho, pero por la erosión no se nota. Además, hay bastante volcanismo. En los Alpes ya no hay volcanes, por ejemplo. Esto genera muchas formas geológicas diferentes, desde muy duras hasta muy blandas, que no se encuentran en la misma cantidad que en Europa. Por eso la tunelería en estos lugares tiene tantos riesgos. En muchas partes de los Andes también sucede que las rocas están aprisionadas y una vez haces un túnel esta presión se libera con una explosión muy violenta, que puede liberar la roca como un proyectil e incluso poner en peligro la vida de los mineros. En los Alpes las hay, pero no es tan presente como aquí.

SEMANA: Entonces, ¿siempre será un desafío hacer túneles?

M.K.: Hacer túneles con esta geología tan variable es realmente un desafío, puede encontrarse de frente una zonas de fallas, con colapsos, con mucha agua, así que hay que actuar muy rápido. Por eso digo, que sea aquí o en Europa, construir túneles es una aventura diferente cada día.