Vías del Nus se conectará con la concesión Hatovial, que está al norte del Valle de Aburrá, y con la autopista río Magdalena 2, en el nordeste antioqueño. Así acercará el Puerto de Cartagena a Medellín. | Foto: Diego Zuluaga.

INFRAESTRUCTURA VIAL

Vías del Nus, el proyecto 4G que revivirá al Ferrocarril de Antioquia

Claro, lo hará con carreteras y autos. Esta conexión vial, de más de 157 kilómetros, reducirá en tres horas el tiempo de viaje entre Medellín y el Puerto de Cartagena. Estará lista a finales de 2020.

22 de octubre de 2019

La ruta natural para viajar desde Medellín al Puerto de Cartagena es seguir el cauce del río Aburrá y, después, el del río Nus hasta llegar a la corriente del Magdalena, en el municipio de Puerto Berrío. Esa es la vía más suave, con menos pendientes y más económica que hay en medio de las montañas antioqueñas. Tanto es así, que fue elegida por el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros para construir el Ferrocarril de Antioquia, en 1875.

Sin embargo, con el paso de los años y la decadencia del sistema férreo, el desarrollo vial de la zona se volcó hacia otro camino: la carretera principal se construyó atravesando municipios como Donmatías, Santa Rosa de Osos y Yarumal para llegar hasta Caucasia, en el Bajo Cauca. Y aunque esta opción no era la mejor por su topografía accidentada y el incremento de gastos que le genera al transporte de carga, se ha mantenido como la única durante décadas.

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Pero este problema está a punto de terminar. Desde 2016 se están construyendo las Vías del Nus (Vinus), un proyecto 4G que retomará el camino original del tren para llegar a la costa Atlántica; claro está, a través de carreteras y automóviles. Esta conexión vial de 157,4 kilómetros comienza en el municipio de Donmatías y atraviesa los de Santo Domingo, Cisneros y San Roque para llegar a la población de Maceo.

Este complejo vial incluye la construcción de 24,3 kilómetros de vía, rehabilitar 35,6 y ampliar 2,79 kilómetros de carretera desde San José del Nus (en San Roque) hasta el alto de Dolores (en Maceo). Además, su obra de ingeniería central es el nuevo túnel de La Quiebra, que está compuesto por dos ductos de 4,2 kilómetros cuya excavación, de hecho, está a pocos días de concluir.

"Este proyecto tiene altas especificaciones técnicas y es probablemente uno de los primeros en el país en construir un túnel de doble calzada de manera simultánea. Es asombroso el avance, de alrededor del 50 por ciento, que lleva el contratista", explica Luis Eduardo Gutiérrez, vicepresidente de Gestión Contractual de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).

Esfuerzo privado

Vinus es una asociación público - privada (APP) y es el único proyecto de cuarta generación que se está ejecutando en Antioquia sin recursos estatales. Nació por iniciativa de la Concesión Vías del Nus, que está conformada por cinco empresas constructoras: Mincivil, que tiene un 51,84 por ciento; Construcciones El Cóndor, con el 21,10 por ciento; SP Ingenieros, 22,21 por ciento; EDL S.A.S., con 3,72 por ciento; y Latinco, que tiene el 1,11 por ciento. Son en su mayoría de origen antioqueño.

"Después de más de 15 años de observar la vía y la gran cantidad de transporte pesado que circula por allí, nos dimos cuenta de que la Concesión Vinus era un proyecto autosostenible que va a ser el futuro de la movilidad de la costa Atlántica desde Antioquia. Por eso decidimos apostarle", dice Ricardo López Lombana, gerente de la Concesión Vinus.

Cuando el proyecto esté listo, a finales de 2020, traerá beneficios a nivel nacional y regional. Por una parte, mejorará la movilidad hacia la costa Caribe y disminuirá los costos del transporte de carga. Por la otra, generará desarrollo económico en las zonas y aumento de la presencia de la industria. "De hecho, no hemos terminado las obras y ya son visibles las ventajas. Hicimos una medición que arrojó que en el último año se incrementó un 12 por ciento la cantidad de carros que circulan por Cisneros", agrega López Lombana.

Finalmente, los municipios que atravesará la obra no serán ajenos a los beneficios. Por un lado, dejará de circular transporte pesado por sus cascos urbanos; pero, más importante aún, se reactivará la economía –principalmente a través del turismo y la agroindustria– de todos aquellos territorios que nacieron de la mano del ferrocarril y que se quedaron huérfanos cuando este dejó de circular a principios del siglo XXI.