Atlenal es un bar peculiar: esquinero frente a la calle de los anticuarios de Envigado, de sus paredes cuelgan 20 cuatros del equipo favorito de su propietario. | Foto: Getty Images

CULTURA

Que nunca muera el tango en el Valle de Aburrá

El Atlenal es el último bar tanguero de Envigado. Su dueño Aníbal Rojas, un hincha fiel del Nacional, lucha para que este género no se extinga en su municipio.

1 de agosto de 2018

Es jueves en la noche y hay ocho personas en la cantina. Disfrutan de una cerveza y de un whisky mientras que un traganíquel de color rojo con una calavera mexicana en su interior reproduce una canción de Carlos Gardel. No la bailan, solo se deleitan con ella. Es en un lugar bastante peculiar: un bar esquinero frente a la calle de los anticuarios. De sus paredes cuelgan más de 20 cuadros del Atlético Nacional.

Construido hace 81 años bajo el nombre del Quijote, desde su fundación en 1937 ha servido para experimentar la melancolía de la tradición tanguera. En 1953 (el 23 de abril, para ser exactos), un hombre llamado Arnoldo Urdinola compró el local. Doce años después le cambió el nombre por Atlenal debido a su pasión por el equipo de fútbol paisa, pero el tango nunca pasó a un segundo plano ¿Por qué?

Porque la movida tanguera de Antioquia sigue viva tras la muerte de Carlos Gardel, el 24 de junio de 1935, en ese terrible accidente aéreo en la capital paisa. Este género hace parte de la cultura e identidad antioqueñas desde comienzos del siglo XX, cuando los discos de 78 revoluciones por minuto llegaban desde el puerto de Barranquilla.

En la ciudad de la eterna primavera, los comerciantes de música esperaban con ansias los vinilos para llevarlos en ‘bestia’ –en mulas–, a pueblos y veredas del departamento. Una vez llegaban, los dueños de las cantinas los compraban para reproducirlos en los traganíqueles de sus negocios.

Así llegaron a Envigado, uno de los municipios más tangueros de la región. Pero los lugares que homenajeaban a este género musical fueron desapareciendo a medida que sus dueños fallecían. Antes había alrededor de 20 y hoy solo queda el Atlenal. Su actual dueño se llama Aníbal Rojas y, al igual que Urdinola, ama al Nacional y al tango.

Este hombre se rehúsa a dejar morir la movida tanguera en su municipio. Desde hace ocho años lleva artistas como Leonardo Pizarro, Ángel Miranda y René Ramírez a tocar en vivo los viernes. Su cara refleja la nostalgia, él se siente “como si en la casa no hubiera mercado. ¿Sabe lo que es levantarse y no tener qué echarle a la olla? Así me siento yo. Mantener este local, para mí, es una obligación”, asegura. Sí, en sus ojos está la melancolía, pero gracias a este hombre, el tango no ha muerto en Envigado