Natalia Villegas, periodista. | Foto: Esteban Vega

OPINIÓN

¡Ojalá que dure!

La Copa Mundial Femenina de Francia fue la más vista de la historia. Sí, las mujeres juegan muy bien, logran buen rating, atraen anunciantes, ¿no es hora de pagarles mejor?

Natalia Villegas*
27 de julio de 2019

No tenemos pelotas, pero sabemos cómo jugar con ellas”, decía la campaña de promoción del equipo de fútbol femenino alemán para el reciente Mundial de Francia. También, en ese video, las jugadoras decían que aunque nadie supiera sus nombres, aun así competían por su país. Y eso que se trata de un equipo que ha sido dos veces campeón del mundo y que tiene fuertes patrocinadores detrás.

Imagínese cómo puede ser la situación en otros países. Por esos mismos días un informe de la cadena CNN informaba que las jugadoras de la selección de Jamaica tuvieron que organizar eventos de recaudación de fondos para poder ir al torneo, y que su entrenadora trabaja como voluntaria, es decir, sin recibir un solo céntimo.

Así es la eterna lucha del fútbol femenino por lograr reconocimiento y apoyo. Por eso Francia 2019 fue tan importante. El Mundial que terminó el pasado 7 de julio le dio un impulso a este deporte y significó un pequeño avance en la igualdad de género.

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Nunca antes, desde su primera edición en 1991, este evento había tenido tanto cubrimiento mediático ni había alcanzado niveles tan altos de audiencia. Según la Fifa, más de 1.000 millones de telespectadores vieron los partidos. Para entenderlo mejor vale la pena recordar dos datos. Uno: en Estados Unidos la audiencia de la final fue de 15,2 millones de personas, al superar la final del Mundial de Rusia, que fue vista por 11,3 millones. Dos: en Inglaterra el partido de la semifinal contra Estados Unidos se convirtió en el programa más visto en lo corrido de 2019.

Cifras más que relevantes porque, al final, ¿no es el número de espectadores lo que puede mover el interés de los gobiernos, los patrocinadores y la Fifa misma? Estos últimos ya prometieron doblar de nuevo el fondo de premios para el próximo Mundial, que quedaría en 60 millones de dólares. Sin duda un avance –aunque todavía es una cifra irrisoria si se compara con los 400 millones con los que cuenta el certamen masculino–.

El éxito de la pasada copa femenina también se puede medir por sus figuras. Ahora nosotros, los simples mortales que no somos aficionados al fútbol, sabemos quién es Megan Rapinoe, la capitana del equipo de Estados Unidos, que ha llenado titulares por sus enfrentamientos con Trump y por su lucha por la equidad de salarios. Hoy más que nunca este es un tema muy importante.

Aun así, el impacto real de Francia 2019 solo se sabrá en unos años, cuando veremos si se incrementó el número de jugadoras o si los salarios mejoraron. Ojalá no se deje perder este boom. Y, sobre todo, ojalá que la Federación Colombiana de Fútbol abra por fin los ojos y le dé al fútbol femenino el lugar que se merece. ¡Este es el momento!

*Periodista.

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