La Operación Jaque se llevó a cabo en un helicópero ruso MI17 del Ejército Nacional. | Foto: Paola Castaño

HÉROES

Juan Carlos Gómez, el cirujano de la Operación Jaque

Este teniente coronel fue el médico que participó en el operativo militar más importante del país. Él ayudó a que 15 secuestrados por las Farc volvieran a ser libres ese 2 de julio de 2008.

14 de julio de 2018

Uno de los 13 héroes de Jaque fue el teniente coronel Juan Carlos Gómez, quien hace casi 20 años se enlistó en la filas del Ejército para salvar vidas. El oficial es cirujano y dirige el pabellón de urgencias del Hospital Militar. Su profesión de médico lo llevó a estar el 2 de julio de 2008 frente a frente con guerrilleros de las Farc en un punto perdido en las selvas del Guaviare.

La hoja de vida del médico atrajo a quienes planeaban la operación. Era capitán y terminaba su residencia en el hospital. También se había especializado como socorrista y rescatista, y contaba con entrenamiento en combate.

Cuando bajó del helicóptero ruso MI17 del Ejército Nacional, pintado de blanco y rojo, el coronel Gómez simulaba ser parte de una misión humanitaria internacional. Su objetivo era en realidad rescatar a 15 secuestrados, algo muy diferente a operar heridos en zonas de combate.

De hecho, eso era a lo que se dedicaba 20 días atrás en San Vicente del Caguán, Caquetá, cuando le propusieron participar en esa operación. Ahora su misión era triple: mantener creíble el engaño atendiendo consultas de los guerrilleros, neutralizar dentro del helicóptero a Gerardo Ramírez Aguilar, alias César, el carcelero de Íngrid Betancourt; y, además, salvar vidas en caso de que la guerrilla descubriera la farsa y la situación se complicara.

Por eso el médico portaba un maletín con equipo quirúrgico, medicamento esencial y, oculto, un dispositivo satelital de localización. De esa forma podrían ser rastreados si el grupo de comandos era tomado cautivo o la valija quedaba en manos de guerrilleros.

La Fuerza Aérea ejercía el control del espacio aéreo con radar desde su centro de comando y con un avión de inteligencia monitoreaba las condiciones meteorológicas y, ante cualquier emergencia, tenía listos aviones ambulancia y de transporte en las bases de Apiay, de San José del Guaviare y de Tolemaida. Al igual que un destacamento de 30 helicópteros y 15 aeronaves de combate.

Durante la hora y 50 minutos que duró la operación –90 minutos más de lo previsto–, los guerrilleros no pararon de hacer preguntas al médico sobre medicamentos y dosis médicas, dolencias y procedimientos. Él atendió todas las inquietudes, recetó y examinó personas, mientras a su lado una joven guerrillera lo seguía a todas partes.

Todos esos detalles se habían previsto durante el entrenamiento en la base militar de Tolemaida, de donde partió la noche anterior. Aterrizaron en predios de una hacienda, a diez minutos del punto de encuentro con la guerrilla y hasta allí llegó el general Mario Montoya, en ese momento comandante del Ejército, con varias cajas de pollo asado.

El ojo morado

Jaque se llamó inicialmente Huella y consistía en la interferencia de las comunicaciones de las Farc. En una primera fase se interceptaron y suplantaron los mensajes del Secretariado con el frente primero, lo que le permitió al Ejército tomar el control de las transmisiones.

La segunda fase, la operación militar de rescate, terminó en el aire, cuando los efectivos del Ejército redujeron a César y a Gafas y se identificaron ante los secuestrados. Ese fue el único momento de miedo del médico. Mientras neutralizaba a César, este se llevó las manos a la ingle lo que provocó su reacción al creer que llevaba un arma oculta. El episodio terminó con el ojo morado del guerrillero.

Tanto la Operación Jaque, como Fénix, fueron el resultado de un revolcón institucional que permitió la modernización de las Fuerzas Militares. La segunda ocurrió mucho antes: el primero de marzo de 2008 a la una de la madrugada, cuando se lanzaron bombas guiadas con láser, sin ingresar al espacio aéreo ecuatoriano, a la base de operaciones de Luis Édgar Devia, Raúl Reyes, considerado el segundo al mando de esa organización, después de Tirofijo.

Por primera vez, luego de tres años de investigación, las Fuerzas Militares y de Policía conseguían neutralizar a un miembro del Secretariado y el hombre que manejaba las relaciones internacionales de la organización. Esa operación obligó a las Farc a retrasar sus planes bélicos y sus objetivos, cambiar su estrategia ante la pérdida en la unidad de mando, de información estratégica y bajó la moral combativa de los guerrilleros, lo que incrementó las entregas voluntarias.