La fundación Gosewisch ofrece alimentación sana a la población vulnerable del Huila. | Foto: Archivo Particular

EMPRENDIMIENTO

Un alemán inculca el amor por el campo a los jóvenes de San Agustin

Steffen Gosewisch llegó hace más de dos décadas al Huila. Ahí, a través de su fundación, enseña a las nuevas generaciones a cuidar de sus recursos.

3 de mayo de 2018

En 1990, a sus 23 años, y luego de haber finalizado los estudios de Ingeniería Ambiental, este alemán decidió viajar a Colombia, país del que nada conocía. Tampoco hablaba español así que su contacto con las personas se limitaba a un simple "hola". Tres semanas de travesía por nuestro territorio fueron suficientes para que fijara su vida entera aquí.

Tuvo que empezar de a poco. Los primeros siete años los pasó en una carpa muy básica (al estilo de los indios pielesrrojas de Estados Unidos), pero le bastaban una cocineta para preparar su comida vegetariana y el contacto directo con la naturaleza para ser feliz.

Casi nueve años después de estar viviendo en el municipio de San Agustín, al sur del Huila, Steffen ya tenía esposa y juntos esperaban a su primera hija. Sin embargo, había dos preocupaciones que no se apartaban de sus cabezas: ¿Qué futuro les espera a las generaciones jóvenes en este territorio? ¿Qué pasará con la educación y la alimentación en estas zonas?

Esos interrogantes los impulsaron a comprar una finca de dos hectáreas donde empezaron a sembrar alimentos con el propósito de crear la que finalmente sería la Fundación para el Desarrollo Alternativo Viracocha. Cuenta con tan solo siete empleados, pero con un sinnúmero de voluntarios, y desarrolla actividades como la casa de semillas, viveros, fábricas de abonos, talleres en guadua y baños composteros (inodoros secos que ayudan a convertir los desechos humanos en abono).

"Todo era un ‘sancocho‘ de ideas y de ahí surgió el plan para hacer el Centro Educativo Piloto Agroecológico en donde, por medio de la fundación, les enseñamos la vocación agrícola y ecológica a los jóvenes del municipio a través de soluciones prácticas y aplicables a su contexto y a su diario vivir", cuenta Steffen.

Hoy, esta iniciativa abastece a un comedor comunitario para los niños de la región con alrededor de 100 plantas comestibles. Además, promueve la conservación de semillas criollas del macizo colombiano. Su objetivo es ofrecer alternativas de alimentación sana y educación para la población vulnerable.

Gosewisch dice que la vida lo puso en este lugar para impactar positivamente a los que hoy son sus vecinos y amigos. Y así, de sueño en sueño, este alemán y los agustinenses forjan un mejor futuro para los más pequeños.