Jorge Lanata y Miguel Enrique Otero. Foto: Daniel Mordzinski

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5 miradas a los gajes del oficio de Jorge Lanata y Miguel Enrique Otero

El periodismo en América Latina ha estado a merced, a veces en su defensa y a veces en contra, de regímenes dictatoriales, de conglomerados económicos y de narcotraficantes poderosos. A veces, muy pocas, ha salido invicto o fortalecido. En otras ocasiones, sin embargo, tanto periodistas como medios han sufrido la represión, el ostracismo y el olvido.

30 de enero de 2016

Los periodistas Jorge Lanata (Argentina) y Miguel Enrique Otero, director del diario El Nacional (Venezuela), se han opuesto vehementemente a sus respectivos gobiernos. Hoy tienen el reto de responder a los cambios que viven sus países.

  1. Sobre la esperanza que sobreviene por el triunfo de la oposición:

Jorge Lanata: Un nuevo gobierno siempre cambia el ánimo y mas aún después de doce años de un gobierno populista y autoritario. Lo que persiste, y se transformó en algo cultural, que va más allá de lo político, es la “grieta” instalada en la sociedad, una de las estrategias del kirchnerismo para dividir y gobernar. La última grieta similar duró mas de treinta años y se dio después del segundo gobierno de Perón. En ese sentido Argentina es similar a Venezuela, donde también la sociedad está irremediablemente dividida. Asumir el poder es tener entre las manos un reloj que, desde ese momento, comienza a contar hacia atrás: hay poco tiempo para hacer los cambios fundamentales y Macri encara ahora esa tarea, con errores y aciertos.

Miguel Enrique Otero: El ánimo cambió radicalmente porque no fue solamente la constatación de una mayoría sólida por parte de la oposición sino que Maduro se vio obligado a reconocer esa realidad. En 17 años de régimen nunca una elección había tenido un resultado tan contundente y eso generó un optimismo que los venezolanos habían perdido.

  1. Sobre el futuro de los medios frente al cambio:

JL: El kirchnerismo montó un aparato de propaganda insólito, que no tiene antecedentes sino en el primer peronismo de los años cincuenta. Aparato que fue financiado con dinero público o entregado a empresarios amigos del poder y que fue victima de una paradoja: el gobierno llegó a manejar directa o indirectamente el ochenta por ciento de los medios del país, pero solo logró llegar al 20% de la audiencia. Por nuestra parte, el periodismo independiente conservó el 20% de los medios, pero logramos el ochenta por ciento de la audiencia, y eso fue fundamental a la hora de revelar hechos de corrupción. En la radio nosotros conservamos todos los días el 52% del total del encendido (5 de cada 10 aparatos nos escuchan) y en la televisión hemos superado al fútbol y los 30 puntos de rating. El problema ahora es cómo sobrevivirá –o si podrá hacerlo– el ochenta por ciento de los medios del país, que no lograron generar una audiencia genuina, frente al dinero público que dejara de fluir.

MEO: Lo primero que sucedió fue la entrada de todos los periodistas a la Asamblea Nacional. Luego, en la ley de Amnistía que la Asamblea está aprobando, se contempla levantar las medidas cautelares a los periodistas perseguidos y el regreso de aquellos que se encuentran en el exilio. Sin embargo es mucho lo que falta por trabajar, por un lado está el suministro de papel prensa del monopolio estatal de importación, que es utilizado como arma de chantaje, y por el otro la utilización de las concesiones de radio y televisión vencidas, también instrumento de extorsión del Ejecutivo. Podríamos decir que el camino a un mundo con mayor libertad de expresión ha comenzado.

  1. Sobre el miedo:

JL: Son gajes del oficio. Me he peleado, de distinta forma, con todos los presidentes argentinos. No me quejo: ese es mi trabajo, estar del lado del público. Hemos tenido en otras épocas cinco amenazas de bombas y una que explotó; varias veces he tenido custodia policial, y últimamente también, por ataques a mi domicilio.

MEO: Los periodistas sufren la amenaza permanente de expedientes que pueden convertirse en juicios y luego, a través de las medidas cautelares, puede pasar cualquier cosa. Sin embargo la represión va más contra los medios y los editores que contra los periodistas. Contra los medios les aplican muchas acciones: represión tributaria y publicitaria, imposibilidad de obtener divisas para los insumos importados, amenazas y descalificaciones permanentes en todos los programas oficiales de radio y televisión, bloqueo total de las fuentes oficiales. Todo esto conduce a un ahorcamiento financiero de los medios independientes. Quizás los momentos mas difíciles han ocurrido cuando uno no sabe si el periódico va a seguir saliendo.

  1. Sobre el ego:

JL: Ninguna persona “modesta” o fóbica a la fama haría un trabajo público, con su nombre y mostrando su imagen. El ego es necesario y es también necesario controlarlo. Creo que es imposible separarlo de la idea de liderazgo. El problema es cuando nubla la inteligencia.

MEO: Siempre es importante la autoestima, la confianza en sí mismo; son elementos claves para el liderazgo. Sin embargo, el exceso de ego puede ser nefasto, especialmente cuando se actúa sin oír a los demás. En el poder muchas veces el ego se magnifica, además ayudado por los colaboradores más cercanos que terminan siendo grandes adulantes.

  1. Sobre el viraje de AL hacia la derecha:

JL: Creo que la discusión izquierda-derecha ha sido superada hace años. ¿El de Maduro es un gobierno de izquierda? Para mí es una democracia militar de derecha. El kirchnerismo hablaba para la izquierda y gobernaba para la derecha, la concentración de la riqueza se amplió solo a sus empresarios amigos. Me parece importante este momento para preguntarnos, nosotros, qué habremos tenido de populistas, porque ningún gobierno llega por casualidad.

MEO: Es el fracaso de los modelos populistas mesiánicos. Aparecen en momentos en que hay una descomposición de las estructuras políticas tradicionales que además no resuelven los problemas, en particular la distribución del ingreso. Llegan al poder engañando a la gente y luego viene el desencanto, eso es lo que estamos viviendo.