Holanda es el mayor importador de limones, en 2017 reexportó 93.000 toneladad a destinos como Francia, Alemania y Reino Unido. | Foto: CORTESÍA EXCOAGRO

COMERCIO

Los limones colombianos que han seducido al mercado holandés

Provienen del suroccidente del país. Son producidos por 52 pequeños agricultores que antes sembraban coca. Y salen hacia el Viejo Continente por el Puerto de Cartagena.

Martha Amor*
4 de diciembre de 2018

El limón

La algarabía indicaba que era muy bien recibido. Luego de ceremonias protocolarias entre el gobierno y los campesinos del suroccidente de Colombia para que restituyeran sus cultivos de coca, el limón se convertía en el epicentro de las esperanzas de la comunidad.

Un día, representantes de Excoagro hablaron a la agremiación de agricultores, les dijeron que podían garantizarles un mercado internacional, precios justos y ventas sostenibles. Es así como ese producto llegó a las mesas, cocinas, bares y supermercados de los Países Bajos.

El limón crece en lugares con precipitaciones relativamente bajas y con buenas posibilidades de riego. Este es el microclima favorable para que tenga un verde intenso, una piel sólida y disponibilidad todo el año, como lo requieren en Europa.

Cada semana este fruto viaja desde el Puerto de Cartagena en contenedores refrigerados. Su venta en el exterior representa un incremento del 450 por ciento del ingreso promedio por kilogramo. El primer año, 2017, solo 21 pequeños agricultores iniciaron su cultivo, pero hoy son 52, todos del suroccidente del país, una región marcada por la pobreza, la violencia y los cultivos ilícitos. Ahora, desde esas tierras donde antes hubo coca, se exportan los mejores limones hacia Holanda.

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Ana María López / Excoagro

Seis miembros de la familia López decidieron arrancar este emprendimiento. Siete meses después le dieron la confianza a Ana María para ser la gerente general de la compañía a sus 26 años. Se dieron a la tarea de buscar pequeños agricultores, con un máximo de siete hectáreas cultivadas. Estudiaron las dificultades que tenían en la zona, al sur del país, a 400 metros sobre el nivel del mar, donde la tierra es idónea para el limón orgánico. Los campesinos necesitaban asistencia técnica y ayuda con la comercialización del producto, los bajos precios del mercado interno les impedía cumplir la promesa que le hicieron al Estado de forjar un nuevo futuro con el limón y olvidarse para siempre de la coca.

Con Excoagro el precio de su producto aumentó de manera notable, logrando un mayor porcentaje de utilidad y mejor calidad de vida. Integraron una cadena de suministro, les dieron la asistencia técnica y todo el entrenamiento para la certificación que exigen los importadores europeos.

Les ofrecieron un cliente fijo, que demanda limones semanales, paga bien y permite que todos ganen de manera justa y equilibrada. Exportan entre 50.000 y 80.000 kilos mensuales. El Puerto de Cartagena ha sido un aliado importante para llevar a cabo una tarea titánica. Exportar cualquier producto agrícola en Colombia es muy exigente, pero deja muchas satisfacciones. “A mí me emociona ver cómo las casas de algunos de estos campesinos ya tienen piso, tienen cómo transportarse; y la expresión de uno de ellos al viajar a Holanda fue como la de quien hace realidad algo que parecía imposible.” afirma Ana María.

La Distribución

Una empresa de distribución holandesa, especializada en productos orgánicos certificados para el mercado europeo, pronto reconoció la calidad de los limones colombianos y el perfil social de la iniciativa. Se aseguró, además, del cumplimiento de los requisitos del mercado en términos de calidad, tamaño y certificaciones, además de brindarles, junto con Excoagro, un salario justo a los agricultores.

En 13 meses han importado a Europa 400 toneladas de este fruto de origen colombiano. El proyecto ha demostrado que la certificación no solo la reciben las grandes fincas o los agricultores con una capacidad financiera considerable y un alto nivel de educación, es un estándar al que pueden acceder todos los productores que hagan su mejor esfuerzo.

Europa cítrica

La producción de limones que Colombia exportó al Viejo Continente en 2017 ascendió a 13,1 millones de dólares. Esta suma nos ubica en el puesto 20 de naciones con la mayor venta en dólares de este producto al extranjero.

En los supermercados europeos el precio de este cítrico varía entre 0,50 euros y 1 euro, cada uno. En los mercados callejeros se pueden comprar paquetes de cinco o doce limones por 1 euro. Los orgánicos pueden costar entre 50 y ciento por ciento más en las tiendas.

En Europa los temas ambientales y sociales son cada vez más importantes. Los esquemas para certificar exigen la reducción del uso de pesticidas y el pago de seguridad social a los agricultores. Este tipo de certificación tiene más probabilidades de ser aceptado en los supermercados europeos. Por eso se ha incrementado la demanda del limón orgánico.

Las importaciones de este fruto aumentaron 33 por ciento en volumen entre 2013 y 2017. Se espera un mayor crecimiento como resultado de la enorme popularidad de los limones en la preparación de alimentos y bebidas. Los Países Bajos son un punto de entrada típico a la gran Europa. La mayor parte de esta importación comprende limones sin semillas, principalmente de Brasil y México. Pero están surgiendo nuevos proveedores como Vietnam, Guatemala, Colombia y Perú.

Holanda es el mayor importador de limones, en 2017 reexportó 93.000 toneladas de estos, a sus principales destinos: Alemania, Francia y el Reino Unido.

El puerto

En un momento en el que Colombia trabaja por diversificar las exportaciones, que se abra camino el limón orgánico producido en Nariño es una esperanza. Es un gran paso para impedir que nuestro campo se desdibuje en un posconflicto que reconfigura nuevas fuerzas, nuevas violencias, y donde los cerca de 9,3 millones de campesinos que lo habitan necesitan garantías e incentivos para que sus opciones no sean migrar y abandonar una tierra productiva. Si ellos pueden cultivar sus campos, generarán bienestar para sus familias y para la economía colombiana, que requiere una producción sostenible que la haga competitiva y equilibre su balanza comercial.

Hay oportunidades y dificultades en este camino de la restitución de cultivos ilícitos y en el de las exportaciones, pero como el caso del limón orgánico ya se cuentan otras historias de éxito, como la del cacao del Nudo de Paramillo que se exporta a Valencia, España; o las exportaciones del café de los indígenas Nasa Cxha Cxha, del Cauca, hacia Alemania y Australia. En todos los casos han contado con el Puerto de Cartagena como la plataforma logística que permitió concretar el sueño nacido en el cultivo de una semilla y logrado cuando en otro país se deleitan con los sabores de Colombia.

*Analista de redacción y prensa del Grupo Puerto de Cartagena.