Eso es lo que pide Yolanda Perea Mosquera en este texto. La lideresa alza voz para que todas las mujeres que fueron víctimas del conflicto reciban justicia, verdad, reparación y no repetición. | Foto: Diego Zuluaga

MUJERES LÍDERES

“Que no les suceda jamás a las generaciones más jóvenes”

Eso es lo que pide Yolanda Perea Mosquera en este texto. La lideresa alza la voz para que todas las mujeres que fueron víctimas del conflicto reciban justicia, verdad, reparación y no repetición.

Yolanda Perea Mosquera*
13 de diciembre de 2019

Como consta en el Registro Único de Víctimas, 28.314 personas reportaron que fueron afectadas por delitos contra su libertad y su integridad sexual en el país. Sorprende que 25.811 de ellas, es decir, el 91 por ciento de las vulneradas, sean mujeres. La cifra es terrible, contundente y reafirma la necesidad de que se cumpla lo pactado en el acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc. No se puede quedar en el papel su compromiso adquirido con los derechos de las mujeres; no se puede olvidar la violencia sexual como crimen cometido contra el cuerpo y la dignidad de miles de colombianas y colombianos.

De forma previa, la Corte Constitucional ya había mostrado las graves consecuencias que ha dejado el conflicto en las mujeres desplazadas y víctimas de estas décadas de guerra, y señaló la importancia de proteger nuestros derechos fundamentales.

Por lo tanto, velar por el acuerdo firmado significa unirnos. Eso es a lo que yo llamo la ‘rejuntancia’, para ‘entretrenzar’ la confianza y avanzar en contra de la violencia de género que se vivió en el conflicto y por fuera de él. Esto es lo que nos convoca, y no nos cansaremos de decir que preferimos un acuerdo imperfecto a una guerra permanente.

Quienes apuestan por seguir en la confrontación armada seguro han vivido de lejos la guerra. A pesar de los asesinatos, las amenazas y las persecuciones hay quienes seguimos luchando con motivación para construir un mejor país y reclamamos el derecho a la paz como una salida a la crisis que ha significado el conflicto.

En nombre de mi madre, que fue asesinada, y de su diaria ausencia; en nombre de mi cuerpo y el de miles de mujeres que han sido violentadas y abusadas, reclamo la reparación integral, que no solo es dinero –y que jamás resarcirá el daño causado–, es justicia, es verdad y no repetición, para que lo que nos pasó a nosotras no les suceda jamás a las generaciones más jóvenes.

*Lideresa social, fundadora de la Corporación Afrocolombiana El Puerto de mi Tierra y miembro de la Mesa Nacional de Víctimas.