Valentón envuelto, un plato típico llanero. | Foto: David Amado

GASTRONOMÍA

Bastimento, un restaurante que reinventó la cocina llanera

María Camila García creó una gastronomía que bebe de las tradiciones y costumbres del pasado, pero que no le teme a innovar y llevar la cocina llanera a los niveles más exigentes del mundo. Aquí se come rico.

30 de septiembre de 2019

La cocina siempre estuvo ahí. Es el leitmotiv de la vida de María Camila García. Tres generaciones lo demuestran. Su restaurante Bastimento se ha convertido en uno de los mayores referentes en materia de comida llanera en el país. Ella fue quien le cocinó al papa Francisco cuando visitó Villavicencio en septiembre de 2017.

“Mi cocina no es de esas en las que salen espuma y cosas extrañas. Mi cocina es de producto. Hay ingredientes tradicionales como el queso, la uva caimarona y el marañón, y hay otros nuevos como la piña, la sandía y el maracuyá, que antes no veíamos en la cocina de la región. Las cosas están cambiando”, dice.

Por ejemplo, considerando la gran cantidad de afluentes que atraviesan al departamento, era extraño que la cocina metense no contara con un amplio catálogo de peces de río. Ahora, por lo menos en Bastimento, es fácil encontrar valentón, amarillo y pesca de temporada, que además, busca crear un modelo sostenible para la preservación de las especies.

“Es un mito que el pescado de río sabe a tierra, eso varía según muchos factores. Pero acá, nada de lo que ordene sabrá así. También cocino mucho el plátano, tengo ñoquis de plátano, arepa de plátano y lo manejo con muchas versiones por su versatilidad y precisamente porque la región del Ariari es productora. Tengo cerdos sanpedreños de Mesetas, cuya alimentación es completamente natural, y así, muchos productos más”, afirma García.

Para la chef, dinamizar la gastronomía de la región ayuda a que mejore la economía del departamento. Hace 11 años, cuando inauguró Bastimento, se encontró con bastantes trabas a la hora de hacer preparaciones diferentes a las hayacas y la mamona. Gracias a chefs nacionales e internacionales como Leo Espinosa, Eduardo Martínez, Antonuela Ariza o Pedro Miguel Schiaffino, parte del movimiento peruano que cambió la percepción de la cocina de producto latinoamericana, hoy, García puede innovar en cada plato y entregarles a los comensales experiencias únicas y ciento por ciento llaneras.

Así pasa con las chuletas de cachama blanca del río Meta, apanadas en yuca brava. Un plato que creó García y que, al verlo servido, no parece pescado. Las chuletas son gigantes, rondan los 20 centímetros de largo y tienen mucha carne. Están servidas sobre salsa criolla y su sabor es indescriptible.

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También está el valentón envuelto en hoja de plátano, aderezado con limonaria, limón mandarino, pimientos ahumados y jengibre. Este plato tiene un sabor suave, cítrico, acompañado del sabor fuerte del pescado ahumado. Una propuesta balanceada. Los ñoquis de plátano maduro salteados con salsa de ajo, albahaca y jamón serrano son también parte del menú sugerido y preparado por la chef. Una porción generosa, como todo en Bastimento.

La joya de la corona viene de la mano de la torta gacho, servida con pan de arroz bañado en salsa de panelitas de leche, un postre sin igual. La torta gacho, esa misma de la que tanto se habla en el Meta por su sabor, y gracias a la cual cientos de personas van a San Martín en su búsqueda, se reinventó de la mano de García. Si antes ya era apetecida, ahora, en Bastimento se encuentra su versión actualizada y renovada.

La cocina de García es abundante, llena de matices y sabores que se complementan en una experiencia culinaria única. Es la reinvención de la gastronomía llanera, gracias al esfuerzo de chefs de su talla. Novedosos ingredientes, o aquellos olvidados o nunca descubiertos, van ahora en busca de platos nuevos.